Hace ya mucho que no disfrutamos de un anticiclón tan largo en temporada invernal y la verdad que viene en el mejor momento para afianzar la base y lo que caiga después. Así que hay que aprovechar y esta vez fuimos a ver que tal andaban Las Ubiñas. Puestos en Tuiza Riba (1.230 m.), hay muchas opciones pero esta vez viendo el aspecto que presentaba tiramos para el Tapinón por el camino más directo al igual que hice hace ya la friolera de 12 años!!. Desde entonces no lo había repetido, pero si intentado sin éxito, a pesar de ser uno de los descensos más completos del macizo, pero que sin embargo necesita unas condiciones muy específicas para ello.
Tras un pequeño porteo de 10 min. encontramos nieve suficiente para poner los esquíes, aunque como la nieve estaba todavía bien dura seguimos con ellos a la chepa porque poco después habría que ponerlos en la mochila otra vez para subir la pindias y bien llamadas Las Cuestas, a golpe de crampón y piolet.
Con un día de nuevo espectacular el macizo de Ubiña estaban impresionantes aunque a veces dudaba si no estábamos por un valle perdido del Karakorum rodeados de 8000 como éste.
Comenzando el canalón de Las Cuestas, ya no hay descanso ni tregua para los gemelos durante más de 300 m de desnivel puro y duro...a la sombra del guapo espolón rocoso de Peña Brita. Como no! los rebecos nos daban lecciones de como moverse por la peña y la nieve helada.
Finalizado el canalón el terreno se vuelve algo más amable hacia la vega el Forcáu (1.721 m.) situada al pie de la peña Foxón.
Ya con las tablas y cuchillas puestas ,nos metemos de lleno en la gran pala final del Tapinón, con 400 m. de desnivel directos pero que engañan porque no parecen acabarse nunca.
Por contra, las vistas durante el ascenso y en la cumbre son sencillamente impagables con toda La Cordillera y Los Picos atacados de nieve.
Y no digamos la merengada en las vertientes norte con los paredones del Tapinón (2.115 m.) y Siegalavá desconocidos por la cantidad de nieve y hielo que tienen pegada.
Arriba el viento era fuerte y helador. Así que paramos lo justo para prepararse a bajar. Una pena la calidad de la nieve en esta gran pala con nieve venteada-helada salpicada con lenguas de nieve apelmazada incómoda de esquiar.
Pero sabía que el caramelo del día tenía que estar en su punto.Y así fue, el sol ya había hecho su trabajo descascarillando el hielo y dejando esa capina suelta de nieve que nos permitió saborerar este precioso canalón de Las Cuestas con un ambietazo fabuloso y toda la plana mayor de Ubiña en frente. Más no de podía pedir...
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En la parte baja la nieve pasaba a ser primavera pero muy aceptable todavía. Completamos la esquiada por los siempre divertidos praos de Tuiza entre portie!!as y saltos de linderos hasta que en un suspiro estábamos de nuevo a las puertas del pueblo.
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