Después del fiasco con el Kalfanwand, la sesión de ski del día anterior en la zona alta de la estación de Sulden catando la nieve por alguna pista negra, nos devolvía las esperanzas de poder terminar la semana con una buena jornada de ski de montaña. Más si cabe al tener a favor una buena previsión meteorológica y sobre todo la estabilización tan rápida de la nieve que bajaba a nivel 1 en esta zona. Por tanto, el objetivo estaba claro...
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Con la ventaja de subir hasta los 2600 m en el teleférico de la estación, podríamos realizar una ascensión rápida para acabar pronto y acercarse a Bérgamo para así mañana coger con tiempo mi vuelo de vuelta. Desde la cabina del teleférico con un día tan guapo, las vistas eran para recrearse con la imponente pared noreste del Gran Zebru, pero también para comprobar los destrozos de los múltiples aludes caídos en días anteriores. Comenzamos pasando frío debido al viento y a la sombra que nos empujó a acelerar el ritmo en busca del sol y el resguardo del viento que se estaba poniendo cada vez peor.
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Una vez alcanzada la lengua de la base del glaciar, más metida entre las montañas, la cosa mejoraba al desaparecer el viento. Tocaba disfrutar de los colores del hielo de los seracs que apenas asomaban con la nevadona acumulada que también había tapado las numerosas grietas que en condiciones normales hay que ir sorteando.
Con este otro punto a favor en el que no hubo falta de encordarse, la traza de la huella era más directa y con ello más rapidez en ir superando los diferentes escalones del glaciar.
Superada la parte más inclinada llegamos al plato superior del glaciar bajo la redondeada cumbre del Suldensptize, la cual para acceder a ella hay que buscar el paso que sale a la cresta previa a la cumbre.
El pasu malu del día que era muy corto y estrecho yendo con cuchillas se hacía sin problema, siempre y cuando te olvidaras de la caída que había detrás.
Una vez en la cresta que era suficientemente ancha para transitar sin estrés con algún pequeño sube y baja, guardaba la cumbre una sorpresa final porque se trata de un hongo de hielo y nieve al estilo de las cumbres de la Patagonia pero con forma más redondeada por la cual habían trazado un par de zetas bien apretadas que auguraban unas vuelta maría, con exposición cuando menos "entretenidas".
Finalmente no fue para tanto y en pocos minutos estaba ya en la cumbre del Suldensptize (3.376 m) disfrutando del panorama entre tanto llegaba Carlos.
Terminada la sesión de fotografía y contemplación, llegaba la hora de probar el descenso que pintaba muy bien. La primera parte bajando desde la cumbre por el hongo somital al igual que el tramo de la cresta también fueron más sencillo de lo esperado, a pesar de la apariencia expuesta y solamente el pasu malu como en otras ocasiones fue cuestión de confianza.
Iniciábamos la parte principal del descenso con buena nieve, nada que ver con lo sufrido el día fatídico, permitiéndonos gozar del ski/snow de montaña en medio de un paraje sobresaliente de los Alpes
Al llegar a la parte de más pendiente, para evitar tanta huella que incomodaba y estando el glaciar tan tapado nos fuimos hacia una zona más externa con mayor pendiente y un fondo de revista con el Gran Zebru presidiendo.
En la zona baja del glaciar con pendiente más suave, fue un relax para las piernas que venían echando fuego después del recital que nos dimos a conciencia para resarcirnos. Viendo además que la nieve se mantenía buena, nos dejamos llevar con giros cada vez más largos y veloces que también prestaron lo suyo.
Y así hasta enlazar con la larga pista roja que conduce al teleférico, que para nuestra suerte estaba recién peinada por la máquina, lo que supuso una estupenda guinda al pastel del día y un mejor sabor de boca para finalizar la ajetreada semana. Como despedida, qué mejor que disfrutar con una buena cerveza alemana Weitzen comiendo una buena pasta italiana, los Alpes de fondo y planeando futuros proyectos
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Macizo del Mont Blanc |
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