Aprovechando el buen tiempo de este puente de mayo, y a pesar de que esta vez no pude engañar a nadie para que me acompañara me decidí por fin hacer esta travesía de ski que tanto tiempo tenía en mente y no acababa de cuajar. Al final resultó una buena xatá (paliza) por empeñarme en vivaquear con el peso suplementario que ello conlleva en la mochila, lo cual para este tipo de actividad es un condicionante muy a tener en cuenta. Pero por contra, pude disfrutar de una calidad de la nieve fenomenal por descensos vertiginosos inéditos y otros más conocidos.