mi visión de la montaña

Subir montañas es la osadía convertida en humildad, bajarlas es la osadía convertida en gratitud

lunes, 1 de mayo de 2006

El Cable - Urriellu.Tiro Navarro y Tesorero (Urrieles)

Aprovechando el buen tiempo de este puente de mayo, y a pesar de que esta vez no pude engañar a nadie para que me acompañara me decidí por fin hacer esta travesía de ski que tanto tiempo tenía en mente y no acababa de cuajar. Al final resultó una buena xatá (paliza) por empeñarme en vivaquear con el peso suplementario que ello conlleva en la mochila, lo cual para este tipo de actividad es un condicionante muy a tener en cuenta. Pero por contra, pude disfrutar de una calidad de la nieve fenomenal por descensos vertiginosos inéditos y otros más conocidos.


Saliendo de El Cable (1.834 m.) hubo que portear en busca de la nieve hasta poco antes de La Vueltona (1.960 m.), para después con los esquíes puestos girar a la derecha por empinadas rampas en busca de La Canalona (2.444 m.), algo que me costó lo indecible debido al peso de la mochila.

   

Alcanzado este collado, el mar de nubes me acorralaba, lo cual era un gran inconveniente para adentrarse por estos recónditos y salvajes lugares de Picos. Me vino bien el descanso mientras esperaba a ver si las nubes finalmente bajaban de cota y así tener visibilidad. Así que poco después continué descendiendo cómodamente en dirección primero al valle de Las Moñetas y bordeando después los Tiros Navarro, para de nuevo subiendo alcanzar el collado que separa a éstos del Tiro de Santiago.


Para entonces con el panorama más despejado, era inevitable ceder a la tentación de subir al Tiro Navarro Norte (2.602 m.), que tan a mano me quedaba...Ya conocía esta gran cumbre con sus magníficas vistas y no digamos la esquiada que tiene por su pala noreste.

   

Como decía, tremendas panorámicas desde arriba destacando Torrecerredo de frente y Peñasanta presidiendo el Cornión detrás. Pero ahora lo que tocaba era disfrutar de la mejor bajada del día, saliendo de la misma cumbre por la pala NE, pasar hacia el jou del Infanzón, y terminar con la canal que directamente cae a las profundidades del joyacón de Villasobrada (2.167 m.).

    

Desde este lugar tan apartado como salvaje y después de reponer fuerzas me mentalicé para arrancar hacia la collada Bonita (2.382 m.), el último paso hacia la vega de Urriellu, ya en descenso.



Ya tenía ganas de conocer la famosa collada Bonita, y estando allí se da uno cuenta rápidamente el por qué de su nombre...A pesar de que era tarde, me quedé un ratín para disfrutar del panorama y con calma me preparé para el segundo descenso de la jornada. Otro clásico al que le tenía muchas ganas.  


Resultó otro gran descenso con buena nieve, y todo ello en medio del jou tras el Picu, uno de mis lugares preferidos. 


Pero todavía quedaba por bajar la canal de La Celada, quizás la más empinada y estrecha del día.  Para entonces ya estaba completamente a la sombra y eso se notaba en la nieve que se endurecía por momentos. A pesar del cansancio pude disfrutar de este último descenso encajado entre paredones, y tan sólo me quedaba remontar unos metros hasta llegar a la vega de Urriellu (1.953 m.), donde una vez encontrado sitio para vivaquear, me zampé una buena fabada caliente para cenar, porque el día había sido duro.


Tras una noche fría, el día amanecía espléndido. El retorno a El Cable pensaba hacerlo por el camino clásico pasando por el jou sin Tierre, jou de Los Boches y de ahí valorar si subir a los jorcaos Rojos o improvisar alguna variante.




Con este panorama, decido probar a subir por debajo de las Peñas Urrieles hasta el hombro que las separa del Tesorero para evitar por un lado quitar los esquíes, y por otro, la parte final delicada de los jorcaos Rojos. Fue un acierto porque se sube con comodidad a pesar de la fuerte pendiente.


Alcanzado este hombro característico situado a 2.500 m., doy por bueno el lugar para iniciar el descenso hacia El Cable. Me lanzo por la pindia pala sur bajo las faldas del Tesorero todavía con nieve buena debido a que es pronto todavía.
Este tramo hasta el jou que hay bajo el refugio de Cabaña Verónica es muy guapo de esquiar. El resto es más tendido y como es habitual con una nieve demasiado blanda que ya no tiene historia.
Pero por lo menos aprovechaba para coger el teleférico temprano antes de que se atiborrara de gente, como suele pasar en estos días de puente con un tiempo tan guapo.
Resumiendo, una forma distinta de llegar a Urriellu que me gustó mucho y que sin duda repetiré, para futuras incursiones desde esta vertiente.

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