Con toda la ilusión del mundo llegamos soñolientos Toño, Javi y yo a Chamonix, tras toda una tarde y su noche conduciendo a turnos desde Oviedo. Para Javi y para mí, era nuestro primer contacto con los famosos Alpes que tanto nos fascinaban por sus fabulosas montañas y sus historias épicas. No era por tanto casualidad que eligiéramos la "Meca" del alpinismo para estrenarnos en los Alpes.