mi visión de la montaña

Subir montañas es la osadía convertida en humildad, bajarlas es la osadía convertida en gratitud

miércoles, 18 de diciembre de 2013

Les Robequeres SW (Pendilla)

Tanto desde la Vega del Meicín como desde otros tantos lugares de Ubiña, llama bien la atención las blancas palas que forman el circo de montañas encabezado por Les Robequeres, siendo la de ésta la más apetecible de todas. Tantos años viéndola de lejos, era hora de hacerle una visita, aunque ello nos conllevara una larga aproximación y con la falta de nieve en las zonas bajas pues un buen porteo con los esquíes en la mochila también...Partimos del pueblo leonés de Pendilla (1.337 m.) caminando por la pista, o mejor dicho haciendo equilibrios para no descalabrarse por una auténtica plancha helada que supuso tanto a la ida como a la vuelta el tramo más arriesgado del día.
Por fin, y tras 2.5 km. pudimos calzar las tablas y comenzar la larga travesía por el solitario valle de Bustamores.


Con una nieve muy dura, pronto tuvimos que poner las cuchillas y con algún que otro cruce de algún reguero progresábamos bastante bien aunque la sensación era la contraria. El Robequeres se veía muy lejos todavía.



La verdad, es que se nos hizo muy largo recorrer todo el valle, pero una vez en la base del circo poco nos faltaba para la cumbre. La gran pala resultó mucho menos inclinada de lo que aparentaba desde lejos, así que subimos rápidamente.


Sin embargo, el viento arreciaba cada vez más y la sensación térmica cayó en picado obligándonos a abrigarnos con todo. Más arriba, el viento pasó a ser un auténtico vendaval, que nos impidió visitar la cumbre principal del Les Robequeres (2.108 m.), quedándonos a pocos metros. Evitar que los esquíes, bastones y demás material salieran literalmente volando fue nuestra única prioridad allí arriba. Nos recordó sin dudarlo a otra situación similar que sufrimos allá por los Alpes suizos.


Afortunadamente una vez que nos pusimos los esquíes, al descender por el tubo característico que hay antes de la cumbre el viento aminoraba notablemente e incluso pudimos disfrutar de un poco de nieve polvo acumulada.

En el resto de la pala, por suerte, encontramos también buena nieve, ya que el sol había logrado ablandarla, a pesar del viento.


Después, comenzando el descenso por el valle, encadenamos un par de tubos peraltados muy prestosos para esquiar con muy buena calidad de nieve. 


Continuamos el camino más o menos por donde habíamos subido, siendo también muy entretenido con el típico slalom de piornos, cruce de regueros y suave descenso hasta el fondo del valle. Todo un lujo poder avanzar tantos kms. sin apenas esfuerzo. 
Tras una parada para comer todavía avanzaríamos un trecho apurando hasta donde se acababa la nieve. El resto hasta el pueblo otra vez caminando y otra vez jugándonos un buen costalazo por la pista de patinaje.

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