Como el parte meteorológico no daba un tiempo precisamente favorable, con nieve y con suerte algún descanso con resol, optamos por lo más cercano y asequible que era el Fastdalstinden. una montaña clásica de la zona de casi 1.300 m de altitud con buena pala somital aunque con una larga aproximación a pesar de la cercanía al mar. Sin embargo, haciendo un poco de rally de invierno abriendo huella por una pista bien marcada que se adentra al bosque logramos llegar al parking desde el cual ya comienza la primera subida importante.
Lo bautizamos como el cortafuegos, ya que se abre como una lengua entre el bosque directo para arriba siendo un cuestorro curioso que salvaba casi 500 m. El tiempo aguantaba a pesar de lo amenazante, nevando ligeramente pero también salía el sol a ratos dejando ver fabulosos paisajes a nuestras espaldas.
Llegando a la parte alta el bosque desaparece y se llega a una zona ondulada completamente diferente, desde la cual se otea ya el Fastdalstinden que por breves momentos se dejaba ver.
Continuamos con la esperanza que los nubarrones dieran una tregua según pasara la jornada, pero lejos de ello lo que aumentó fue el viento que nos iba a castigar cada vez más, cayendo la sensación térmica en picado.
En un paisaje completamente ártico y en plena soledad, foquear por parajes así parecía como haber vuelto a la Edad de Hielo. Los descansos entre nevada y nevada cada vez duraban menos, mientras que la ventisca arreciaba cada vez más. Tanta blancura no nos dejaba ver apenas el gran lago que estábamos rodeando contribuyendo aún más al ambiente ártico de esta jornada. Durante este tramo hasta la aproximarnos a la subida real del pico fuimos tirando del GPS, imprescindible en sitios así.
Poco a poco remontamos por encima del lago hasta situarnos en un pequeño collado a 700 m. que da paso a la pala tras la cual se alcanza lomo de la cresta cimera. Sin embargo, para entonces la ventisca allí arriba era especialmente intensa puesto que mientras decidíamos lo que hacer, apenas nos podíamos mantener de pie...Definitivamente no estaba el día para nada más y antes de salir volando bajamos un poco para resguardarnos algo comprobando lo cambiante del viento puesto que nos azotaba por todas partes...En broma decíamos que si no serían los dioses Vikingos que nos castigaban por herejes al internarnos por tierras prohibidas a los paganos, porque la verdad que nos sacudió de lo lindo. Quitamos las pieles como pudimos y bajamos a tientas hasta salir del efecto demoledor de la ventisca.
Después de nuevo más a ojo que por el GPS retomamos el correcto camino de vuelta hasta asomarnos al cortafuegos donde por fin veíamos algo de relieve.
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