mi visión de la montaña

Subir montañas es la osadía convertida en humildad, bajarlas es la osadía convertida en gratitud

lunes, 27 de marzo de 2017

"espolvarea" noruega (I)

Después de la visita turística a Tromsø del día anterior, sabíamos que el pronóstico no daba tregua para los siguientes días, poniéndose a nevar en serio. Y así fue, viendo por la mañana cómo había aumentado el espesor de la nieve. 


Como era de esperar avisaban del nivel de aludes muy alto (nivel 4) y con ello descartando subir a cualquier pico. Sin embargo tirando del refrán: "a mal tiempo, buena cara" probamos suerte en nuestro cortafuegos por ser una zona segura con buen desnivel y que teníamos muy a mano. Después, si había ganas probaríamos por otra zona nueva que intuíamos que podría tener potencial en días así. No sin dificultad abriendo huella por la pista alcanzamos el punto de partida del cortafuegos, teniendo que usar por primera vez las palas pero para un uso mucho más agradable.


Subimos bajo una intensa nevada, comprobando lo mucho que había nevado borrando todo atisbo de huellas. La nieve seca y profunda prometía aunque primero había que pagar el peaje de abrir trinchera.


Llegamos arriba donde hay una especie de refugio privado tamaño contenedor de barco y por lo visto transportable en helicóptero. Aguantamos un rato bajo la nevada a ver si abría algo hasta que la visión de un grupo de esquiadores que subían aprovechando nuestra huella y que ya se disponían a bajar desde una cota inferior nos hizo salir para abajo disparados y mosqueados por ese feo detalle...Pero el mosqueo duró un suspiro al comprobar esquiando la polvareda fantástica  que había...


Alucinados por la calidad de la nieve por fin encontrábamos esos "polvos noruegos"  que tanta fama daban a la región descendiendo a tumba abierta enterrándonos cada vez más en pleno éxtasis.


Todavía con el subidón de haber disfrutado del auténtico "powder" ártico y siendo todavía muy temprano, mientras llegaba más gente para probar el cortafuegos, nos retiramos en busca de nuestra furgoneta para continuar con la segunda parte de la jornada. Nos dirigimos hacia las faldas del Sultinden y Sofiatinden, ambos picos pegados al fiordo transversal que surca la península de Lygen y muy próximo a Lyngseidet. A pesar de ir por una carretera principal la nevada había borrado cualquier atisbo de calzada sirviendo únicamente para orientarse los providenciales palos naranjas y el poco tráfico existente.


Buscando referencias, una furgoneta aparcada nos dio la pista a seguir y también las valiosas huellas para poder subir más rápidamente e ir  estudiando el terreno de cara a la bajada.


Poco duró la tregua, poniéndose a nevar de nuevo con ganas, mientras nos internábamos por un precioso bosque mixto repleto de nieve.


Ganábamos altura rápidamente gracias a la huella existente hasta rebasar la zona boscosa donde vimos a dos grupos numerosos preparándose para bajar en otro collado bajo el Sofíatinden. Sin embargo viendo que no tenía excesiva cuesta y la falta de árboles como referencia de relieve, nos decantamos por apurar hasta arrimarnos a los farallones rocosos del Sultinden y hacer una bajada más directa por el bosque. De nuevo comenzó el espectáculo de nieve de revista y por si fuera poco aprovechando un claro que nos permitía ver el fiordo en todo su esplendor...



Abriendo auténticas trincheras y nubes de polvo a nuestro paso como si los esquís tuvieran un par de tubos de escape mientras hacíamos un fabuloso slalom entre los abedules, me recordó inevitablemente a nuestras mejores esquiadas por nuestro querido Aramo.



Éxtasis total!, si hay que resumir la sensación. Estábamos saboreando como nunca de una nieve que sólo veíamos en las revistas o vídeos de lugares remotos...


Y así seguiimos hasta la linea de playa un poco más alejados de donde habíamos aparcado justo cuando el cielo se cerró de nuevo a nevar a todo trapo.



No hay comentarios:

Publicar un comentario