Se cumple aquí también ese refrán español que dice: cuando marzo "mayea", mayo "marcea".... y es que el tiempo se volvió asturiano, lloviendo de seguido unos cuantos días con muy pocas treguas. Por otra parte, en alturas superiores a 1600 m. la nieve cayó con ganas y quería aprovecharla antes de mi retorno a la tierrina. Para esta ocasión tenía pensado algún pico del valle de Ostrachtal, aunque para ello es necesaria una aproximación en bici porque la carretera-pista es de uso restringido. Así que después de mucho tiempo vuelvo a probar esa combinación explosiva de la bici y el ski, y también algo de pateo.
Partiendo del coqueto pueblo de Hinterstein (865 m.), comienzo mi andadura ciclista con todos los bártulos encima a lo largo del valle de Ostrachtal, el cual intuyo que me va a gustar viendo lo que tengo por delante....
Efectivamente, según avanzo por la cómoda carretera, voy descubriendo un valle idílico alpino donde todo parece estar ordenado e impoluto.
A cada vuelta de la esquina surgen nuevos paisajes. No hay tiempo para aburrirse pedaleando...
..e incluso para hacer nuevos amigos, como esta pareja de marmotas que sin saber por qué me permitieron observarlas y fotografiarlas a menos de 3 m. de su madriguera durante unos minutos, hasta que se espantaron al pasar otro ciclista con menos suerte que yo.
Hasta entonces, el paulatino ascenso en bici había sido llevadero aunque los pequeños repechos se hacían notar y mucho, por el peso del equipaje, si bien después siempre había llaneos e incluso cortos descensos para coger aire. Poco a poco, acercándome a la cabecera del valle empezaban a asomarse los primeros picos, como el Giebel (1.949 m.) o el guapo Großer Wilder (2.379 m.) con un aspecto fantástico para una gran esquiada si no fuera por lo lejos que se veía aún.
Después de 8 km. de suave ascenso llego hasta Giebelhause (1.064 m.), cruce de caminos donde hay un chiringuito-posada a todo lujo, como no puede ser de otra forma en los montes Bávaros. Sin embargo, a partir de este punto se acaban las comodidades y la carretera se empina en serio, haciéndome sudar y resoplar de lo lindo. Aprovechando las necesarias pausas para devolver las pulsaciones normales al corazón, puedo avistar el guapo y afilado pico Schneck (2.268 m.), también llamado el pequeño Cerro Torre del Allgäu porque según que ángulo se mire, sí que es verdad que guarda un parecido.
Retorciéndome en la bici y serpenteando por las cuestas de la carretera voy ganando altura pero el peso de la mochila con los esquíes y las botas en el portabultos va acabando con mi paciencia. Tengo unas ganas de empezar a foquear que no veo...Sólo me consuela la estupenda vuelta que me espera todo en descenso. Por otra parte, áun no tenía decidido hacia donde subir una vez acabada la carretera , porque si bien hay un montón de posibilidades, buscaba la cercanía de la nieve y todo apuntaba hacia el Großer Wilder.
Coronando por fin allá donde la la carretera finaliza Pointhütte (1.300 m.), hago una parada para fotografiar el fabuloso paisaje que tengo ante mí, cuando me adelanta un paisanu que me anima a continuar por la pista que sigue valle arriba y que también va en bici con esquíes y pedaleando con las botas puestas!!.
Ahora sí tenía claro para dónde dirigirme. Me limité a seguirlo por la pista todavía en ascenso pero bastante cómoda, salvo algún que otro corto repecho. En un km.y pico ya habíamos alcanzado el final de la pista, casi al pie de donde empezaba la nieve (1.400 m.). Y como en la vez anterior, ya había dos bicis allí aparcadas.
Le pregunté hacia donde iba y me respondió que sólo subiría durante una hora y media porque era ya muy tarde y más arriba a esas horas era peligroso por los aludes. Ciertamente estamos en mayo y antes del mediodía el sol ya calienta guapamente. Además se podía ver que todas las laderas de la mitad hacia arriba barridas por aludes, así que de nuevo me volví a seguirlo.
Foqueando me fui entonando después del esfuerzo de la bici y subiendo a media ladera alcanzamos el primer plató o circo bajo el Großer Wilder, el Schneck ya desdibujado y el murallón formado por el Vorderer Wilder (2.241 m.) que bombardea la zona con numerosas avalanchas.
Atravesamos varios aludes caidos de días anteriores, aunque sobre el plató superior, las canales superiores del Großer Wilder habían purgado este mismo día la nieve caída recientemente. Puntualmente, después de una hora y media el paisanu se acerca a los pies de un farallón para prepapararse a esquiar desde ahí, a unos 1.900 m.
Cuando llego a su lado me comenta amablemente para no condicionarme, que no sigue más porque para él es suficiente por hoy...Si fuera marzo seguiría para arriba pero en mayo y con este calor, no me arriesgo con esta nieve que no tiene buena pinta y además por si fuera poco ya había comenzado el bombardeo también de piedras. Así que le dije que para mí también era suficiente a lo que me respondió con: "buena decisión". Para bajar esquiamos juntos viendo una demostración del buen ski más por la experiencia que por el propio saber.
Con paciencia me espera al final de cada manga debido a mis paradas para fotografiar y también para comprobar que no tenga ningún percance. Un gran gesto de verdadero montañero que le agradezco al despedirnos, a pesar de que la bajada no tenía dificultad y la nieve estaba en buenas condiciones.
Más abajo tal y como le comentaba encotrábamos el famoso firn, lo que contribuyó al disfrute de las últimas pendientes incluyendo el ratoneo final apurando la nieve hasta casi donde teníamos las bicis.
Preparando los bártulos de nuevo en la bici, charlamos animadamente. Me dijo que conocía a los otros de la bici, que sí habían subido al pico saliendo del pueblo a las 5:00 am!. Horario de Alpes sin duda. También hablamos sobre lo guapo que era este valle y estas montañas y otras de los Alpes. También como no! de mis montañas , etc...Un verdadero paisanu que con sus cincuenta y muchos (si no me quedo corto...) demostraba una forma física y un espíritu joven envidiables...Nos despedimos porque yo me quedaba a comer allí aprovechando el día tan guapo y también porque pensaba tomarme mi tiempo bajando.
Con la barriga llena las cosas se ven mejor y con un largo descenso en bici de 13 km. por delante mejor...así que me preparé para ello y a bajar con calma que el paisaje lo merecía.
Todavía pude avistar unas cuantas marmotas más en su quehacer diario con sus carcaterísticos silbidos para avisarse entre ellas. Desde luego un regalo para los sentidos transitar en bici por estos parajes...
Alcanzo el punto donde comienza la carretera y la pendiente pide que libere los frenos....No me resisto y dejo que la bici acelere con el empujón de la gravedad teniendo que echarme para adoptar la postura más aerodinámica posible porque los esquíes son una peligrosa vela de barco. Me cruzo con más ciclistas asombrados de ver una especie de bici con cañón incorporado escopetada a tumba abierta...Muy divertido!, fue esta vez mejor el descenso con la bici que con las tablas. De nuevo en Giebelhause, retomo la calma y continuo en plácido descenso admirando el precioso paisaje.
....y así voy recorriendo kms. por este valle tan guapo que te regala postales visuales continuamente y supone para mí la mejor despedida de estas tierras del Allgäu y Tirol, pero no de los Alpes, porque si toda va bien haré un alto en el camino de regreso a España por los Alpes suizos y franceses.
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