mi visión de la montaña

Subir montañas es la osadía convertida en humildad, bajarlas es la osadía convertida en gratitud

sábado, 23 de febrero de 2019

Canalón del Buey

Una semana después vuelvo para Ubiña viendo las buenas condiciones de la nieve que aguantaba a pesar de este veranín que se nos coló en pleno mes de Febrero. Esta vez sin embargo tiro hacia la zona de los Fontanes que también le tocaba un repaso...En las zonas bajas la nieve ya fue marchando pero todavía valía la portie!!a como entrada al mundo blanco de este macizo montañoso tan lleno de posibilidades a pesar de su reducido tamaño.
.Mucha gente otra vez y proliferando el splitboard por estas montañas. Pero como es habitual y por suerte para mí, todos caían en la atracción que ejerce Peña Ubiña. Yo en cambio ponía los ojos en la fantástica pala que baja del elegante Porti11ín.


A buen paso puse rumbo a la siempre exigente subida de la Forqueta del Portillín disfrutando de la extraña luz de la mañana debido a unas nubes veladas que me vinieron muy bien para contener el implacable sol que  pega en esta vertiente.


Gracias a una huella antigua la progresión fue muy buena y fui ganando altura rápidamente pudiendo foquear casi la totalidad de la canal.


Una vez arriba en la Forqueta del Portillín (2.058 m) me sorprende  haber llegado sin mucho esfuerzo, no como otras veces achicharrado por el sol. En este lugar ocurre igual que como en otros de Picos de Europa. Es decir, son puertas donde "se cambia de radicalmente de pantalla" y pasas a un nivel superior de ambiente alpino más salvaje, solitario y por tanto más comprometido y bello. 


Como siempre, fantástico joyu el de CuaPalacios rodeado de los Fontanes, Pasu Malu, El Siete y Los Portillines...donde destaca el atractivo Canalón del Buey como buen tobogán esquiable.


Tras un pequeño descanso para repostar algo, continúo descendiendo con los esquís puestos para vadear el jou siguiendo las huellas de dos chavales que bajaban ya de arriba.


Pasando rápidamente esta nevera bajo los paredones de Los Portillines que no paran de bombardear trozos de hielo y piedras, comienzo la subida al canalón propiamente dicho con estupendas vistas a mi espalda...


 Avanzo poco a poco ganando altura realizando grandes zetas para intentar dejar lo menos posible para subir andando el resto del canalón.


Así que a falta de 100 m  cambio de herramientas y tiro hacia arriba con crampones, piolet  y buena nieve para caminar. No resultó pesado este tramo e igual que antes las nubes hicieron de sombrilla, perfecto para caminar alcanzando en poco tiempo la horcada cimera del Canalón del Buey  (2.365 m)


Tenía intención de subir a los Fontanes que tan buenas vistas tienen pero este día el paso clave siempre expuesto con la caída hacia Babia, presentaba el muro de nieve muy tieso con cornisa  y cargado que no me inspiraba confianza. Más aún viendo las huellas de los chavales que parecían haberse dado la vuelta. Así que lo dejé para otra ocasión y me dediqué a contemplar las vistas tan guapas que se divisan desde esta atalaya que es como un nido de águilas.


Este vez sí pude tomarme tiempo arriba aprovechando que no soplaba nada de viento, sin romerías de gente, más bien todo lo contrario en soledad absoluta.


Fijando zoom hacia un lado se veía a un esquiador que acababa de llegar a la cumbre de Peña Ubiña , mientras que hacia el oeste destacaba la blancura del Cornón en tierras somedanas.


Y hacia el Este pues mirando todo lo que me quedaba por bajar... que no era poco ni mucho menos viendo la profundidad de la cabecera del Valle del Güerna 

   
Iniciando el descenso el canalón es más estrecho y pindio, ensanchándose poco después. Pero con buena nieve se disfruta sin ningún problema.




La primera parte bajando reteniendo por la pendiente dio paso a la segunda parte veloz que sin darme cuenta ya estaba en la parte final del embudo y brincando por el entrtenido llombu que rodea a los pequeños jous antes de volver a la Forqueta


Sólo restaba seguir el camino de vuelta bajo el murallón de Los Portillines que si bien andando se hace muy pesado, con esquís manteniendo la cota con un leve descenso se consigue llegar a escasos 30 m por debajo de la Forqueta del Portillín. 


Una vez alcanzada la Forqueta  se da entrada a la segunda manga bajo el Portillín Oriental que es otra de las mejores del macizo de Ubiña.


Merece la pena salirse del camino habitual para arrimarse a esta pala tan guapa y tan ancha con múltiples opciones de bajada y que siempre encontré con buenas condiciones de nieve. Así que para allá me lancé tras pasar por un espolón de roca característico que te enfila directamente hasta el refugio si las piernas resisten porque son 500 m de desnivel directos.


Rápidamente alcancé el refugio que estaba a rebosar de gente disfrutando de otro día espléndido, más primaveral que otra cosa y que invitaba a parar al vermú a picar algo con una buena cerveza.
Después del relax, tocaba regresar con menos nieve que la semana pasada pero que todavía se dejaba ratonear bien esquiando hasta la portie¡¡a . Pequeño porteo hasta Tuiza y fin de ruta. Una de las imprescindibles sin duda...

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