mi visión de la montaña

Subir montañas es la osadía convertida en humildad, bajarlas es la osadía convertida en gratitud

sábado, 2 de marzo de 2019

Picu Llastres

La racha de tiempo soleado sigue dando pie a nuevas exploraciones y esta vez nos decantamos  por el entorno del puerto de Vegará. Con la idea de juntarnos arriba fuimos en dos grupos pero por vertientes diferentes. Por un lado Jorge con unos colegas rodearon para entrar por León mientras que por otro lado, aprovechando el todo terreno de Patri, le acompañaba yo para ver hasta dónde podríamos llegar por la pista antes de topar con la nieve...
Remontamos la maltrecha carretera que lleva al pueblo perdido de Rualler para proseguir por la pista que sube a Vegará, confiando en poder llegar lo más alto posible pero como discurre en su mayoría por zona de bosque y orientación norte nos quedamos a la cota 1.200 m. Más bajo de lo que quisiéramos porque se trataba de un trabe de nieve bien xelao para después volver a estar la pista limpia de nieve. Sin embargo para nuestra grata sorpresa sólo tuvimos que portear menos de 20 minutos encontrando nieve de sobra y con continuidad por la pista.Como la parte más pendiente del puerto la habíamos dejado atrás y en coche, el foqueo por la pista fue cómodo y rápido, alcanzando la parte alta de la Braña de Vegabaxu (1.375 m). A partir de este punto la pista cambia de vertiente hacia la solana y por tanto exenta de nieve, así que optamos por subir por el Valle el Fuso al que tenía ganas de explorar.


Remontamos por los praos del Mayeu el Chegu (1.450 m) con sus cabaña muy cuidadas al igual que el resto de las que salpican la subida a Vegará yendo por Aller. El Valle el Fuso se presentaba como un canal estrecho y totalmente a la sombra, algo que nos complicó bastante la progresión por la nieve bien xeláo.  Además resultó más pindio y largo de lo que aparentaba superando en muy poca distancia casi 300 m de desnivel.


por fin saliendo de nuevo al sol el panorama se allanaba a la par que se engrandecía en el mayeu Les Morteres (1.715 m)



Tras un breve descanso proseguimos ganando altura progresivamente y con comodidad. A nuestras espaldas se dejaban ver el Xexe y Nogales ya con poca nieve en su vertiente sur.


Viendo el estado tan bueno de la nieve al sol estaba claro que había que elegir algún pico soleado y el Picu Llastres era el que mejor se presentaba para ello con estupendas palas esquiables...


...como estupendas las vistas que se tenían sobre las Peña de Faro, Quemaona y demás cumbres importantes de Vegará.




Nos restaban los últimos 250 m de desnivel que nos resultaron más costosos de ganar por la inclinación que aparentaba menos pero que en realidad se ponía bien pindio. De hecho los últimos 50 m. hasta la cumbre tuvimos que hacerlos a pie, si bien no hizo falta el uso de crampones ya que la nieve estaba perfecta para hacer buena huella. Por otra parte, aprovechando el zoom de la cámara intentaba atisbar para ver si localizaba a Jorge y compañía en la zona del parking del mesón de Vegará que tenía mucho ambiente.



Superada la cresta alcanzamos rápidamente esta cumbre olvidada de Vegará del Picu Llastres (2.017 m) pero que me sorprendió gratamente por sus estupendas vistas hacia todas partes.




Todo un recital de panorámicas y detalles de cumbres conocidas cercanas tales como el Esturbín y Torres...


...o los imponentes Picos de Europa que parecían también muy cercanos a pesar de la distancia



Después de recrearse bien comenzamos el descenso pudiendo elegir varios sitios por donde bajar con muy buena nieve.


Nieve facilona para disfrutar con buena pendiente y al sol...no se podía pedir más...Quizás solamente que durara un poco más porque se nos hizo corta esta primera parte.


Nos tocaba lidiar con el tubo del Valle el Fuso que se mantenía a la sombra y por tanto con nieve dura e irregular. Sin embargo entre el bosque de al lado que le daba el sol fuimos ratoneando en plan trampero evitando la zona más estropeada del tubo a la sombra.


De ahí por rincones muy disfrutones salimos de nuevo a los praos del Mayeu el Chegu hasta alcanzar su cabaña mas baja donde aprovechamos a comer bajo el sol con una temperatura envidiable.




Nos restaba únicamente conectar con la pista por la que pudimos esquiar un buen trecho  atravesando las bucólicas brañas de La Fonfría y Carbayalín.



Para acabar no podía pasar sin fotografiar este homenaje al esquiaor que algua artista de Rualler coloco en la fuente del pueblo.



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