Este invierno que nos llegó tarde y se quiere marchar demasiado temprano nos obliga a tener que ir en busca de los lugares donde la nieve resiste...Así que de nuevo acabamos por San Isidro a ver que se podía rascar. Viendo el percal con un día caluroso como si de finales de mayo se tratase acabamos yendo hacia el Picu Fuentes que tanto me gusta y que Damián no había catado esquiando por su directa NE
Sin embargo lo que hacía unos días era blanco ahora partiendo del Fielato (1.275 m) era una alfombra verde primaveral, por lo que tuvimos que portear hasta Brañarreonda (1.360 m).
Cambiamos aparejos y proseguimos por un camino que tengo ya bien conocido acercándonos a la muralla que conforma el Cordal del Eyu y que culmina en el Picu Fuentes. En esta ocasión tuvimos que bregar con un calor tremendo que nos fundía a cada paso. Tanto, que tuvimos que ir en busca de la sombra del primer árbol para refrigerar.
Fue todo un alivio sentir el frescor del bosque con una notable bajada de la temperatura y es que como me ocurrió otras veces existe una línea invisible que al sobrepasarla entras en la nevera del bajo el Picu Fuentes donde cambia radicalmente la temperatura y el estado de la nieve.
Ello nos permitió refrigerar el motor que lo llevábamos bien recalentado pudiendo retomar el ritmo habitual y así sumergirnos en este rincón de La Cordillera que tiene un aire muy americano parecido a las Rocosas...
Pasando la empinada zona del bosque atacábamos la pala previa antes salir al gran canalón noreste de la montaña
Una vez en el canalón el ambiente Rocosas es pleno y ayuda a evadirse de la pendiente que no da tregua pero con la que a cambio se gana altura rápidamente.
Como era previsible, a pesar del calor del día, la nieve a la sombra estaba todavía dura por lo que apuramos foqueando hasta 50 m antes del collado del cordal. Subimos el resto a pie con crampones y piolet recorriendo la elegante arista final hasta la cumbre.
Alcanzamos la cima con ausencia total de viento y una temperatura demasiado buena...comprobando cómo todavía aguantaba la nieve tanto para la zona del valle de Riopinos de San Isidro como para toda la vertiente norte del puetu Vegará.
Preciosa cumbre ésta del Picu Fuentes (2.021 m) con fabulosas vistas a 360º. De hecho nos tomamos un buen rato allá arriba disfrutando del panorama mientras comíamos algo.
Oteando con el zoom de la cámara se podía observar perfectamente tanto zonas relativamente cercanas como la estación de ski de Fuentes de Invierno, como zonas muy alejadas y con gran nitidez como era el puerto de Xixón.
Por otra parte, centrándose en las montañas cercanas y conocidas destacaban el Nogales y también el ahora ya conocido Picu Llastres que esquié con Patri la semana anterior.
Terminado el repaso concienzudo a todo lo que nos rodeaba, era hora de prepararse para el descenso, que en esta ocasión al ir con Damián y bajar cada uno por sitios diferentes pudimos documentar perfectamente. Por mi parte, no me resistí a bajar de nuevo por la canaleta cimera que se retuerce y se empina cada vez más hasta salir al gran canalón. Sin ser mala, no encontré la nieve tan buena como la vez anterior pero el ambientazo no cambiaba un ápice.
Valga esta estupenda secuencia de fotos de la primera parte que me hizo Damián para hacerse una buena idea.
Desde mi punto vista tampoco estaban nada mal las vistas según esquiaba Damián por la cresta...
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Por si fuera poco, todavía tuvo tiempo para filmar un pequeño vídeo pero muy explícito de lo que es este arranque del Picu Fuentes.
Continuamos ya juntos por el canalón por la nieve transformada ya que se iba rápido y bien, mientras que en las zonas donde se encontraba la nieve fresca que había cogido la humedad debido al calor era más lenta pero se dejaba igualmente.
Salimos del canalón y afrontamos la pala previa al bosque ampliando los giros para mantener la velocidad y esquiar con más comodidad.
De la misma forma pasamos los pendientes tramos de bosque de forma directa por la máxima pendiente...
...y así se nos pasó como un suspiro los 600 m de desnivel desde la cumbre que ya se veía lejana, no dejando de sorprender lo rápido que se comen metros esquiando, aún teniendo la nieve lenta.
Cuando llegamos a Brañarreonda de nuevo el calor se nos venía de repente echando de menos nuestra nevera particular.
Un pequeño porteo hasta el Fielato y fin de una buena jornada en una zona que no me cansaré de repetir...
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