Y van tres veces este invierno, pero ye lo que hay, porque el buen tiempo se reserva por lo visto para los días de curro, aunque currar esquiando con sol se agradece también....Ayer, uno de los últimos coletazos del invierno en cotas bajas me devolvió a la cruda realidad. Es decir, cuando vuelves del trabajo cansado después de aguantar todo el día nevando, entrar en casa con el coche se convierte en una odisea...pero además hay que limpiar los 15 cm. de nieve acumulados porque sino por la manana serán 30.
Después de repetir la operación por la manana, parecía que el sol quería hacerse ver. Como era tarde y tampoco ofrecía muchas garantías de aguantar me fui otra vez para el Grünten que queda muy a mano y después de las nevadas la polvareda está asegurada. Sin embargo, en esta ocasión decidí probar por la vertiente norte desde el mismo fondo del valle, cerca del pueblo de Wagneritz (770 m.) ya que siempre me pareció una zona muy interesante de explorar.
La nieve ya no es la misma que en pleno enero. Tenía algo más de humedad pero aun así, era de buena calidad, mejorando lógicamente según ascendía. Por delante iban dos esquiadores y otros tantos que me crucé mientras ya descendían.
La ascensión por esta vertiente me gustó todavía más que las anteriores que había probado, con rincones muy guapos y unas estupendas vistas de la llanura del fondo del valle.
En la cota de los 1200 m., alcancé al esquiador que me precedía y que se disponía a bajar ya que sólo estaba dando un paseo con el perro. Hablamos durante un rato y le pregunté si la nube que estaba metida más arriba despejaría o no. Con alguna duda decía que igual con el sol de la tarde abriría, aunque yo no lo veía tan claro. Continué ascendiendo abriendo una huella antigua a través de un pasillo entre el bosque y la pena muy guapo, cuando veo a dos esquiadores y otro con snowboard bajando y disfrutando a tope. Como siempre en estos casos me entra la ansiedad y acelero el ritmo sin querer porque yo también quiero mi dosis....
Imaginando como debe ser ese descenso, acabo el pasillo y salgo a tierra conocida, que no es otra que la parte superior de la subida normal. Durante ese tramo y también hasta la cumbre la niebla jugaba a entrar y salir aunque cada vez con menos ratos de sol.
Tal y como me temía esta sierra tan parecida a nuestro Aramo, no sólo no iba a desprenderse de la nube, sino que iba a cerrarse más, con lo que no tuve más remedio que bajar a tientas desde la cima hasta cerca del último arrastre para poder orientarme. Después la visbilidad mejoró algo y siguinedo huellas desciendo por el bosque ya conocido hasta el inicio del famoso pasillo.
Claro está que con sol la cosa sería mucho mejor, pero a pesar de la niebla estuvo bien con una buena dosis de nieve profunda y muy entretenida entre abetos y algún salto que otro.
Salí de la nube y el resto hasta el fondo del valle aunque con nieve algo más pesada se dejaba hacer, resultando mucho mejor de lo pensado y también más largo. No en vano son 1000 m. enteros directos que dejan muy buen sabor de boca como despedida del Grünten por esta temporada.
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