mi visión de la montaña

Subir montañas es la osadía convertida en humildad, bajarlas es la osadía convertida en gratitud

domingo, 1 de febrero de 2015

alrededores del Großer Alpsee (Allgäu - Alemania)

Tras una semana donde cada noche y parte del día nevaba cada vez más, las labores de palear nieve para no quedar atrapados en casa sin poder salir con el coche al curro, fueron como poco estresantes. Bien reflejan las fotos la trinchera que tuvimos que abrir y mantener abierta Tomy con la fresadora y yo con la pala...



Así que, juntando a eso el rallie diario para llegar al trabajo, más las correspondiente paleada de nieve diaria previo a las clases para desenterrar el camino del teleski para los guajes, cuando llegó finalmente el fin de semana sólo pensaba en descansar. Pero resulta que el domingo amanece un día soleado precioso y aparece Detlef por casa para ver si me apunto a una travesía. Aunque todavía en pijama y recién desayunado no desperdicio la ocasión y media hora más tarde estamos camino del lago cercano a Immenstadt, el Großer Alpsee.

La gran cantidad de nieve caída toda la semana hacía prohibitivo casi todas las zonas por el elevado riesgo de aludes, por lo que Detlef eligió esta ruta corta pero segura por esta zona tan guapa. Partimos del pueblo de Thalkirchdorf (747 m.) siguiendo una profunda huella reciente de ski.


Tengo que decir que aunque corta, la ruta fue bien guapa, en medio del típico paisaje bávaro del Allgäu, que nos dejaba ver incluso a lo lejos el lago Großer Alpsee.



Pasado el primer bosque alcanzamos un claro donde había una de esas Hütte ubicada como siempre en un sitio estratégico, aunque ésta estaba cerrada.


Encontramos al autor de la huellas, que ya regresaba y Detlef le preguntó acerca del resto de la subida. Por lo visto el bosque superior, era demasiado denso como para poder esquiarlo, así que nos recomendo apurar hasta su inicio y bajar desde allí. Todo esto me lo explicó después Detlef, puesto que si ya me cuesta aclararme con el alemán, el dialecto de la zona me suena a chino..



Alcanzado dicho punto a unos 1.200 m., comenzamos el ritual de los preparativos previos al descenso, cuando  de repente oímos claramente un sonido sordo como un trueno que ya conozco bien y Detlef por supuesto también. Había sido un alud grande por el ruido que había hecho y seguramente sobre la otra vertiente soleada del monte donde estábamos. Sin embargo nuestra ladera de pendientes suaves y entre bosques no presentaba riesgo ninguno. Así que nos lanzamos para abajo disfrutando como posesos de una nieve polvo inmejorable.


Poco más puedo decir que llegamos abajo merengados de nieve polvo, ya que íbamos enterrados a veces por encima de las rodillas y sin embargo los esquís parecían ir solos. Como era de esperar a uno no le importaría repetir 100 veces esa bajada pero no hay forma de encontrar a un alma caritativa con una moto de nieve que te suba....hay que esperar hasta la siguiente ocasión.
Con una mirada atrás nos despedimos de esta sesión de mediodía tan  bien aprovechada.



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