De nuevo por tierras germanas que si bien al principio me las encontré verdes con ausencia de nieve, unos días más tarde el invierno se decidió por fin a venir con 40 cm. nuevos de nieve polvo. Había que estrenarse y como el tiempo no acababa de mejorar opté por probar suerte con el Grünten. Resultó que una semana después volvió a nevar y el amigo Detlef, vecino del pueblo de al lado me llama para catar la nueva nieve. Al igual que ocurre con nuestro Aramo, el Grünten es un monte que se puede repetir lo que haga falta ya que las esquiadas son muy agradecidas. Así que iré mezclando fotos de los días.
Con la lección aprendida, esta vez arranqué desde el sitio correcto. Tanto esta vez como la siguiente con Detlef el tiempo no era bueno en la parte inicial. Sin embrago más arriba la cosa fue muy diferente en ambas ocasiones. Mientras que cuando subía solo, una vez atravaesado el mar de nubes lucía el sol, con Detlef sufrimos una buen ventisca arriba con un frío de mil demonios.
Pero no fue impedimento para en los ratos de mejor visibilidad, disfrutar de la típica estampa invernal entre los bosques alpinos. Por otra parte, la calidad de la nieve apuntaba muy buenas maneras, con lo que subí bastante rápido y adelantamos a mucha gente. Siendo domingo, es lo normal en estos sitios. Nada que ver cuando salimos por Asturias ya que si vamos más de tres nos parece una multitud.
Por fin arriba se abrió el telón de las nubes y ante mí un gran espectáculo de luz, nieve y picos alrededor.
Al contrario que la temporada pasada cuando subí la primera vez, ví gente en la cumbre principal y además había buena huella para llegar. Así que al igual que el resto de esquiadores que íbamos llegando, dejé las tablas y caminando con alguna corta pero fácil trepada alcancé rápido la cima. Las vistas estupendas, sobre todo en dirección a los Alpes.
De vuelta a por lo esquíes, me tienta de nuevo la bajada por la vertiente NE, que sin saber por qué casi nadie baja por ella salvo una huella que me sirve de guía. No lo pensé mucho y me lancé comprobando con gusto mi acierto porque la nieve estaba espectacular con medio metro de polvo, buena inclinación y perfecta visibilidad.
Con Detlef, la ventisca nos impidió llegar arriba y tuvimos que resguardarnos en la caseta del último arrastre. De todos modos me salieron estas dos rutas complementarias. Mientras que en la primera estuvo genial la parte superior hasta la mitad, en la segunda fue perfecta de la mitad hasta abajo. Así que en dos tandas conseguí una bajada plena.
Con Detlef paramos en una de las típicas Hütte que hay a medio camino y abren sólo los fines de semana. Ahí se puede comer y tomar algo. Desde luego que saben como cuidarse....
Tras una sopa consistente muy rica y una buena cerveza, se sale de otra manera para continuar el descenso. El resto entre praos y bosque fue igualmente divertido con nieve hasta las rodillas. Para empezar no estuvo nada mal....
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