mi visión de la montaña

Subir montañas es la osadía convertida en humildad, bajarlas es la osadía convertida en gratitud

sábado, 7 de marzo de 2015

exprimiendo el Rohnenspitze (Tirol - Austria)

La idea inicial era subir a otro pico de la zona pero al estar orientado al sur se presentaba muy escaso de nieve. Así que ya puestos de nuevo en este valle tirolés, me decanté por repetir el Rohnenspitze que ya me estaba tentando desde la carretera con su gran pala norte. Además, después de comprobar ayer con dos buenos alumnos en la estación cercana de Spieser que la nieve estaba de chupetín, la decisión fue rápida.


Partí como el pasado invierno desde la estación de ski de Zöblen (1070 m.) hasta alcanzar el último remonte, pero después me aseguré de coger el camino correcto directo hacia la cumbre y no meterme la propina de la otra vez con un rodeo pistonudo y 2 horas más sobre el horario de la ruta normal










Cierto es que en esta ocasión había una buena huella que no dejaba lugar a dudas por donde seguir, aunque eso no evitaba la buena pendiente continuada hasta la misma cumbre.


Saliendo del bosque se abría el horizonte con la presencia del Ponten que por esta cara tiene muy buena pinta. Multitud de huellas se podían ver por sus collados y canales.


Superado el primer hombro, el camino cambiaba de dirección y con ello de paisaje. Algo de agradecer porque la subida por este lado es dura y toda  ayuda es poca para distraerse.


Por fin se vislumbraba la cruz de cumbre aunque faltaba todavía una buena serie de Z, después de las innumerables que ya llevaba encima. 


Pero poco a poco finalmente llegué a la falsa cima porque realmente existe un montículo un poco detrás más alto al cual me encaramé para tener mejores vistas. Tal y como recordaba, el panorama desde este monte es fabuloso con toda la flor y nata de los picos más famosos de esta parte de los Alpes.




Después de el tiempo de rigor para contemplarlo todo mientras comía y bebía algo, a los tres esquiadores que me topé en la cima, se sumaron otros cinco. Pensé que no había tanta nieve virgen para todos, sin contar además el montón de huellas de bajada ya existentes del día anterior....por lo que me apuré en los preparativos y salí detrás de uno que ya bajaba...


....pero pronto abandoné las huellas principales buscando alternativas para catar mejor la espolvareda y eso equivale a buscar las canales más pindias, por las cuales arrimándose a los extremos se podía rascar algo de estupenda nieve polvo profunda.


Hubo tramos muy prestosos con buena pendiente y nieve por las rodillas que permitían giros más largos y rápidos. Una gozada vamos!


Más abajo, en la confluencia de las distintas variantes de descensos busqué el paso entre el bosque que tanto me costó encontrar la anterior ocasión y que sin embargo esta vez fue inmediato, casi sin pararme.


El resto ya sin mucho más aliciente ya que estaba todo bien trillado hasta conectar con la parte final de las pistas de ski.

Y así hasta el final ratoneando la poca nieve virgen sin tocar entre las pistas, pero cerrando una buena jornada contento con el acierto del cambio de planes y poder disfrutar una de las últimas espolvaredas de la temporada con casi 1000 m. de desnivel, auque igual con suerte me equivoco y la primavera que ya está llamando a la puerta nos depara buenas sorpresas...







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