Llegó finalmente el día de acometer la ya muy veterana idea de bajar todo el monte de Redes, desde la misma Cordillera, pasando por Brañagallones hasta Bezanes. La logística siempre fue el obstáculo principal para realizar el circuito y que si entre que los enlaces del tren de la Feve son ahora un lío, o que con dos coches da pereza... pues quedó la cosa en por qué no a pelo saliendo y terminando en Cabañaquinta (435 m.). Venga! que teniendo todo el día se puede hacer sin morir en el intento....Así que tropezando una vez más en la misma piedra del autoengaño salimos con tranquilidad por la carretera que asciende al puerto de San Isidro.
15 Km. después de cómodo pedaleo y con un día radiante, afrontamos la subida a este puerto que tanto conocemos pero que yendo en bicicleta te sorprende todavía con nuevas perspectivas....
El puerto es cómodo de subir hasta las duras rampas de Rufríu, tras las cuales descansamos en el Fielato (1.230 m.) para repostar agua y refrescarnos. La temperatura no era alta pero en esta vertiente el sol apretaba bien.
Otro tirón más y coronamos el alto del puerto San Isidro (1.520 m.), dejándonos caer hacia Salencias donde volvimos a parar pero esta vez para picar algo en previsión a la subida del camino de Wamba. Contábamos con llegar frescos arriba al puerto, pero la larga subida desde Cabañaquinta nos había desgastado más de lo previsto y temíamos que la subida siguiente por Wamba podría atrangantársenos....
Por suerte el cambio de asfalto a pista y al ritmo propio de los ascensos con la MTB, nos sentó bien y progresamos mucho mejor de lo pensado permitiéndonos disfrutar del entorno que tanto transitamos en otras ocasiones pero sobre un manto de nieve.
Las cumbres principales de la zona que conocemos muy bien se dejaban ver mientras seguíamos ascendiendo....
Nos ayudó mucho la agradable temperatura y la brisa fresca que había. Tanto que en sólo 50 minutos ya estábamos a las puertas de la collá Acebal (1.715 m.). Alcanzábamos así el punto más elevado de la ruta y después de más de 30 kms. de duro ascenso ahora nos quedaba el ansiado descenso por los montes de Redes...
Una pequeña pausa y comenzamos el descenso por un camino rocoso trialero bastante difícil que al poco desembocaba en las primeras camperas
Después a media ladera seguimos el camino buscando el cruce donde desciende vertiginosamente hasta la preciosa braña de Mericueria . El paisaje impagable con Redes a nuestros pies.
Por otra parte, la bajada en bici no nos decepcionó....todo lo contrario, fue una de la mejores. Pista rápida con su correspondiente racción de morrillos desperdigados y salidas a fuego por las alfombras de las camperetas que se van atravesando.
Como prueba de ello, valga este pequeño video juntando las grabaciones que hizo Damián con la mini-cámara filmando en primera persona a Alberto y a mí disfrutando como guajes lanzados cuesta abajo.
Como prueba de ello, valga este pequeño video juntando las grabaciones que hizo Damián con la mini-cámara filmando en primera persona a Alberto y a mí disfrutando como guajes lanzados cuesta abajo.
Aún así no hubo más remedio que parar tras algún tramo puesto que obligaba contemplar este panorama tan guapo. Pero claro a esas velocidades y con la fame que traíamos llegamos en un santiamén a Mericueria (1.360 m.), para dar buena cuenta del bocadillo que esta vez venía con tamaño XXL acorde con la longitud de la ruta.
Sabiendo lo mucho que nos quedaba no nos paramos mucho y nos preparamos para la segunda manga descendiendo por el enorme fayéu que tenemos que atravesar hasta salir a Brañagallones. De nuevo era momento para disfrutar con la bici por estos rincones tan salvajes.
Otro video demostrativo para ver cómo es aquello encima de una bici...Realmente un tramo "delicatesen" para disfrutar del MTB.
El sendero acaba en una pista forestal en vías de ser tragada otra vez por el bosque. Es un lugar remoto donde nos dio la sensación de estar todavía mucho más lejos de todo y más aún del final de nuestra ruta.
Todavía descenderíamos un buen rato con tramos rápidos muy guapos siempre a la sombra de los tupidos bosques de Redes...
....pero todo se acaba y de nuevo hubo que remontar los 200 m. perdidos respecto a los famosos mayáos de Brañagallones. Esta subida que sin tener mucha pendiente sí que es continua, nos dejó hechos polvo por el kilometraje acumulado y el calor que en estas zonas resguardadas junto con la humedad del bosque era como ciclar por el Amazonas. Con una buena sudada llegamos por fin a la vega de Brañagallones (1.225 m.), sin duda uno de los rincones más guapos de toda La Cordillera.
Al igual que el ganado, nos tumbamos en las suaves camperas pero a la sombra de un buen fresno para refrigerar los "motores". Para entonces el cuenta kilómetros ya marcaba 40 km. y aunque no queríamos pensar en ello nos quedaba más de la mitad. Pero bueno, faltaba todavía el cómodo descenso por la pista que lleva a Bezanes. En el inicio de la pista podíamos ver bien de donde veníamos, pareciendo increíble que se pudiera transitar desde allí montado en bici.
El bosque nos seguía acompañando por la pista que entre sucesivos toboganes perdía altura poco a poco en medio de un paisaje que bien merecida fama tiene.
Acercándonos al final la pendiente de la pista cambia radicalmente con 2 km. finales muy rápidos, aunque por desgracia la grava y las canaletas de hormigón que cortan la pista para canalizar el agua resultaban muy incómodas y peligrosas.
Aún así llegamos escopetaos al guapo pueblín de Bezanes (654 m.) con parada obligatoria para cambiar el "chip" y prepararnos para unos cuantos kilómetros de carretera.
Comenzamos esta nueva etapa que hasta pasado Campu Caso fue llevadera, entretenidos con el paisaje que aunque bien conocido sobre la bici se ve de forma diferente. Aprovechamos a pasar junto a la famosa cueva Deboyu, que atraviesa el río Nalón.
El resto del trayecto con algún que otro tobogán, falsos llanos y viento en contra nos castigó sin piedad, a pesar de seguir perdiendo altura. Fueron 30 km. a buen ritmo pero duros aunque según nos acercábamos a Entrialgo (301 m.), las estribaciones del puerto de la Collaona nos anunciaban que el infierno no acababa más que empezar. Acordamos por unanimidad en parar antes en algún chigre a tomar algo que nos animase y mentalizarnos para lo que nos quedaba...
La larga subida fue un largo martirio donde en ningún momento encontré un ritmo cómodo y la "gasolina" iba más que justa. Ya habíamos alcanzado los 90 km. y las piernas pedían clemencia. Finalmente a última hora de la tarde logramos coronar La Collaona (850 m.).
Todavía quedaba bajar por el monte a Cabañaquinta, pero lejos de ser un problema, sabíamos de lo guapo y emocionante que es este descenso...
Es increíble cómo se puede uno olvidar del cansancio cuando disfruta a tope, y es que esta bajada con bici de suspensión doble mejora aún más con tramos sencillamente espectaculares y también quizás demasiado rápidos....pero como lo nuestro ye el baxori...sarna con gusto no pica.
...y así cerramos esta larga ruta tras 7:15 horas en movimiento (10:30 horas en total), 96 km. , 2.705 m. de desnivel acumulado de subida y otros tantos de bajada. Claramente es aconsejable apoyarse con dos coches para disfrutar de las partes realmente buenas, evitando tanta carretera.
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