mi visión de la montaña

Subir montañas es la osadía convertida en humildad, bajarlas es la osadía convertida en gratitud

sábado, 7 de junio de 2014

Camín Real del Puertu Ventana

Tenía ganas de reencontrarme con "mis montañas" y no podía ser de otra manera que de forma intensa. Manteniendo la "tradición" de buscar una ruta en bici suave por montaña Alberto, Patri y Damián se dejaron engañar fácilmente para acompañarme en este tour por el Camín Real completo del puertu Ventana. Yo lo tenía casi entero hecho pero a tramos hacía demasiado tiempo y siempre tenía en mente en realizarlo de una tacada. Salimos de Caranga Baxu (251 m.), por la bonita Senda del Oso que sube a Teverga, perfecto para rodar, calentar piernas y disfrutar del paisaje agreste por el que discurre este tramo.


Al final de la senda en Entrago (440 m.), aprovechamos a recargar agua y a picar algo dulce en previsión a la larga y dura subida que nos espera. Sin embargo la bici de Alberto parecía querer endurecerle más la ruta ya que la pinza del freno del disco trasero se había cerrado más de lo deseable provocando que las pastillas de freno rozaran tanto el disco que la rueda a penas giraba. Desmontamos el tinglado y probamos varias cosas que por desgracia no sirvieron más casi que para empeorar la situación. Decidió Alberto seguir a ver si podía con ello aunque después de unos kms. por la carretera del puerto paramos para intentar la idea de Damián que resultó ser una ñapa muy efectiva al desmontar todo el conjunto y atornillarlo de nuevo pero al revés liberando el disco, ya que como nos tocaba nada más que subir y subir el freno no era necesario.




Arreglado el invento paramos de nuevo un poco más arriba pero para comer algo en el área que hay junto a la espectacular entrada de Cueva Güerta. Proseguimos a través de la impresionante Foz de la Estrechura, antes de acometer la verdadera subida al puerto donde la carretera se pone pindia.


Yo que tenía terribles recuerdos de la última vez que subí este puerto tan duro y largo, reconozco que iba bastante cómodo todavía favorecido por el doping natural extra que te dá haber estado unos días atrás a 4.000 m. También ayudaba el tiempo que no era caluroso y las nubes que nos mantenían frescos a la sombra.


Como siempre, a pesar de su dureza, la subida a Ventana es un regalo para la vista con el inmenso bosque de Montegrande bajo el pico Ferreirúa.


Después de algo más de 14 kms. , abandonamos la carretera para descender ligeramente por una pista muy guapa en medio del bosque hasta pasar a la otra vertiente del valle.


Nada más acabar la pista continuamos por el camino que discurre por las empinadas camperas de la braña Las Cadenas (1.350 m.) con sus ancestrales corros de piedra todavía en buen estado. Nos recibió un par de enormes mastines que cuidaban el ganado y uno de ellos fue nuestro guía acompañante hasta arriba del puerto.


Este es un rincón de esos tantos que hay por la montaña asturiana donde te transporta a otras épocas con la sensación de estar muy lejos de la civilización del siglo XXI.




Tras un breve descanso continuamos tirando de nuestras bicis puesto que el terreno era demasiado empinado como para ciclarlo cuesta arriba.


El Camín Real a pesar del paso del tiempo donde el bosque y los piornos va colonizando todo es todavía visible aunque muy incómodo para ir tirando de la bici. 


La situación empeora según subimos ya que el agua, el barro y la vegetación  desdibujan cada vez más el camino poniendo a prueba nuestra paciencia aunque también encontramos pequeños y contados tramos donde podemos ir encima de la bici.


Salimos del bosque sobre el Cantu del Tuérganu donde ya teníamos muy cerca las últimas curvas de la carretera  del puerto y a donde nos dirigimos aliviados.



Coronamos por fin el puertu Ventana (1.587 m.), con frío como es habitual, y con un viento del SW muy desagradable que nos obligó a no pararnos....


Por suerte, a partir de ahí salvo un corto repecho la pista desciende ligeramente por la pista de Trobaniellu y nos lanzamos en busca de la fuente que tantas veces nos sirvió de repostaje de agua en nuestras travesías de ski. Como además está al resguardo del viento, paramos a comer en condiciones que buena tunda llevamos encima...


Nos lo tomamos con calma para disfrutar del "momento bocadillo" y comenzamos la segunda y ansiada parte con un larguísimo descenso por los valles de Quirós.


Pero antes, como decía había que ascender un pequeño repecho que significaba el punto culminante de la ruta El Cumal (1.613 m.) con guapa vista al puerto y a las cumbres todavía con nieve de Las Ubiñas.


Ahora en adelante sí que llegaba el gran descenso por pista con pavimento mixto de hormigón, tierra y grava muy rápido y vertiginoso. Hicimos un alto en el camino junto a la ermita de Trobaniellu (1.547 m.), lugar histórico de este Camino Real.





La pista la encontré muy mejorada respecto a la última vez que subí y bajé por ella con la bici. Pero lo que no cambió es el fabuloso panorama que se divisa según desciendes a pesar de la obligada concentración en el pilotaje.


Con alguna breve parada que otra para dejar enfriar los frenos, fuimos bajando el puerto por la preciosa vertiente quirosana, disfrutando de las vistas con la gran pena Rueda, Güertos del Diablu y Campu Faya asomando entre tanto bosque. Vamos! un bajadón en toda regla donde cada vez que paraba me venía el olor a goma quemada de las pastillas de freno como en los rallies.



Y después de 900 m. de desnivel bajando a saco pasamos como tiros por la "meta volante" de Bueida (700 m.) camino de Ricau pero ya por asfalto.



De Ricau a Santa Marina (500 m.),  5 kmtambién por carretera y en descenso. Y el resto por la entretenida Senda del Oso a su paso por tierras quirosanas, que suavemente va perdiendo altura, permitiendo admirar el paisaje de valle y montaña típico de la zona central de Asturias.



Rodando y pedaleando , abandonamos el conceyu de Quirós para retornar de nuevo al de Proaza en busca del punto de inicio en Caranga Baxu, tras 65 km. duros por montaña y 2000 m. de desnivel acumulado de subida y otros tantos de bajada que marcó el GPS, pero sin duda muy agradecidos con una variedad de paisajes que apabullan a uno.
Desde luego que no podía ser más completa la ruta para este reencuentro con las montañas Cantábricas.




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