Como digo yo, el Grünten es en el Allgäu lo que el Aramo es en Asturias. Una sierra de algo más de 1.700 m. de altura con una posición adelantada respecto a los Alpes Bávaros en este caso o la Cordillera Cantábrica en el nuestro. Igualmente se deja ver desde bien lejos y es fácilmente reconocible, así que con tantas similitudes no tenía más remedio que ir a conocerlo.
Sin saber por donde empezar, encuentro un sitio donde aparcar (1.080 m.) y comienzo por una zona llana que me lleva hasta unos remontes de ski cerrados supongo porque si bien el espesor era suficiente para el esquí de travesía no lo era para que bajaran un montón de gente. Por las pistas voy ganando altura y en un tramo puedo ver el Grünten lejos pero no tanto como para ver una pala nordeste con muy buena pinta. Poco después, me interno por el tupido bosque de abetos donde a veces pierdo el camino a seguir dando algún rodeo que otro.
El bosque está muy guapo con la nevada reciente de la noche anterior, pero después de una hora y media empiezo a tener ganas de ver espacios más abiertos. La pendiente se suaviza indicando que ya alcancé el cambio de vertiente. Después por el cordal llego a la Grüntenhütte (1.477 m.) lugar donde hay como no, un chigre en la parte alta de la estación con vistas al pico.
Continuo remontando al lado de la pista de esquí más elevada que sube hasta el pie del pico con muy buenas panorámicas a ambos lados.
Superado el remonte sólo me queda la rampa final que tiene una pendiente fuerte, pero por suerte encuentro la huella hecha que facilita mucho la ascensión porque hay bastante nieve fresca acumulada.
Por fin arriba 1.700 m., la niebla que lleva todo el día enrredando en la cumbre del Grünten (1.738 m.) parece que me da una tregua. Precisamente la cumbre no voy a alcanzar viendo lo que hay por medio...Quito los esquíes y sigo unas huellas pero éstas finalizan pronto. Y no me sorprende, porque la cosa está peliaguda con esta nieve polvo que no se sostiene apenas en la arista. Así que aprovecho a disfrutar del panorama que bien guapo es. Puedo incliuso ver el recorrido realizado durante la subida y aunque en ese momento no lo sabía aún, también el recorrido de bajada...
Llegan dos esquiadores que rápidamente se preparan y bajan por el filo del hombro y la cara sureste, pero yo seguía en mente con la vertiente nordeste que tan buena pinta tenía. Tenía muy pocas huellas y con zonas sin pisar. A parte de una pendiente muy prestosa de las que me gustan. Así que tras un último vistazo, bajo con no muy buena visibilidad pero tan enterrado en nieve polvo que no me percato de lo rápido que acabé la pala. Sin embargo, continuando entre los abetos la cosa mejoró disfrutando de más y mejor nieve si cabe..
...pero claro, tanto me estaba prestando que me dí cuenta que ya había bajado más de la cuenta, puesto que la Grüntenhütte estaban ahora más arriba. Me daba mucha pereza remontar de nuevo y además veía unas huellas que seguían bajando por un pasillo entre el bosque. Sucumbí ante tanta tentación a pesar de que la dirección era casi la opuesta de la que debía ir en busca del coche, pero el paquetazo de nieve era demasiado como para perdérselo.
Es un no parar de bajar sin ver los esquíes completamente sólo comiendo metros sin parar. El entorno con la cara norte del Grünten detrás y todo el valle con los pueblos abajo es como estar dentro de un cuento de Heidi.
Hasta aquí la parte buena de la historia, porque al llegar a la altura de otro chiringuito para disfrute de los que van a trinear, la única opción es bajar hasta el pueblo de Kranzegg (867 m.) sin posiblidad de conectar con la parte inferior de la estación de ski. Sigo bajando hasta llegar a un aparcamiento donde hay gente de vuelta de hacer ski de travesía. Éste era el sitio donde debía haber empezado la ruta, así que o bien paralelo a la carretera, o bien saltando praos consigo llegar esquiando hasta el pueblo con una capa de nieve más que justa. Después a pie atravieso el pueblo y por una pista alcanzo de nuevo un sitio con suficiente nieve y vuelta a poner las pieles...Consigo por fin corregir mi rumbo pero todavía me quedaba una excursión más por el bosque visitando de paso esta bonita cascada.
Por fin cierro el circuito después de bregar monte arriba y abajo pero que sin duda mereció la pena haber disfrutado de esta esquiada del Grünten que también me recordó a las esquiadas míticas del Aramo.
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