mi visión de la montaña

Subir montañas es la osadía convertida en humildad, bajarlas es la osadía convertida en gratitud

domingo, 9 de marzo de 2014

Elferkopf (Vorarlberg - Austria)

Por fin, tras el parón por culpa de una bronquitis que me dejó fuera de juego dos semanas, pude volver al monte. Quizás las exóticas esquiadas nocturnas tras el curro en la escuela de ski, me habían pasado factura.

Así que  de nuevo voy hacia tierras de Austria para ver más de cerca esta parte de los Alpes.


Como el tiempo previsto es totalmente primaveral madrugo para coger la nieve en su punto. Sin embargo, me equivoco de parking en el pueblo de Mittelberg (1,215 m.) ya que debía haber continuado hasta las afueras del mismo para salir a pie de ruta. Como ya había pagado pues resignado comienzo a pie cruzando todo el pueblo, cosa que ya empieza a ser una costumbre mía desde que estoy en estas tierras....La pinrrelada de 2 km. echó a perder todo el tiempo por el que había madrugado y arranqué con los esquíes puestos a las 9 a 1.137 m.


A pesar de todo no me obsesiono y disfruto del paisaje alpino que me rodea. El camino comienza por un bosque junto al río con una pendiente muy suave y llevadera. Al salir del bosque se abre el valle y puedo ver que asoma muy arriba y lejano el objetivo del día.




Encuentro unas huellas recientes de otro esquiador que parecen conducir también hacia el Elfer. Muy bien, parece que el día se va arreglando y no voy a perder tiempo en buscar el camino de subida. Pronto comienza a empinarse el camino internándose en un pasillo entre el bosque que desemboca en una canal muy estrecha y pindia. Aún teniendo huella las vueltas María se me hace muy incómodas por la pendiente y la nieve semi polvo. 



Pero todavía iba a empeorar el camino ya que a la vuelta de la esquina me encuentro con que el resto de la canal está barrida por un alud caído en días anteriores. Imposible seguir con las tablas. Así que las pongo en la mochila y pa´rriba. También veo que el que va delante había optado por la misma solución. Gano altura rápidamente y detrás se ven un montón de huellas sobre la gran pala que hay al otro lado del valle...Empiezo a dudar de si había elegido bien viendo por el patatal que estoy subiendo, un auténtico pedrero blanco.

La canal resultó más larga y pesada de lo previsto. Noto que me está desgastando demasiado y todavía  me queda más de la mitad por subir. Al acabar la canal, esperando ya poner de nuevo los esquíes me encuentro con este panorama desolador....



....todavía tengo que subir más a pie para encontar nieve con continuidad. Está claro que este invierno fue muy escaso de nieves por esta zona. Poco a poco voy subiendo hasta llegar a la nieve y continúo de nuevo foqueando con cuchillas porque la pendiente es fuerte y la nieve todavía está dura. Esta parte de la subida tampoco fue nada cómoda ya que había que hacer con mucho cuidado las zetas y no patinar en los cambios.Tras innumerables zetas la pendiente me da un descanso y a 2000 m. las vistas son ya fabulosas.



Mientras me tomo un respiro y repongo fuerzas, veo que baja el esquiador que iba delante. Para cerca de mí y por la forma de hablar me doy cuenta que es un autóctono tirolés al que poco puedo entender. Sin embargo con mi churri-alemán le pregunto cómo está la nieve arriba y me dice que todavía bien. También le pregunto por el camino de bajada y me dice que hay que desviarse a la izquierda. Amablemente me desea buena bajada pero me percato que ese tiempo perdido al empezar va ser crucial para pillar la nieve en su punto. Todavía me quedan 300 m. y el sol pega de lo lindo.

Avanzo con paciencia hasta alcanzar por fin la arista cimera. De ahí a la cumbre con los esquíes en la  mochila hasta el pie de mogote rocoso que forma la cumbre del Elferkopf (2.387 m.)




Me olvido de trepar los 5 m. de la cumbre viendo la nieve tan pésima que hay sobre la roca y sobre todo porque el tiempo apremia para no coger mala nieve en la bajada, Así que aprovecho a beber y comer algo, unas fotos y para abajo. El primer tramo más pindio y estrecho con una nieve polvo-acartonada me obliga a realizar acrobacias circenses en cada giro.

Después con el cambio de ladera la nieve está con esa capina de primavra sobre dura (firn), muy fácil y difrutona. Ya puedo ver lo que me queda por bajar 1.100 m. más abajo...


La pendiente es buena y mantenida, por lo que voy descendiendo metros a toda pastilla. La nieve ya no es tan buena y si hasta el momento podía seguir bien las huellas del austriáco,  después de una zona de más pendiente ya las había perdido. Miro pero no veo nada. Echo un vistazo para ver si puedo cambiar a la ladera de la izquierda pero en medio hay el tajo de un torrente tapado por la nieve unos 40 m. más abajo. No me queda más remedio que seguir bajando de forma directa hacia el fondo del torrente. Parecía factible y tras un slalom-ratonero entre arbustos sigo sin ver huellas de esquí pero sí de rebecos.

Viéndolas venir me preparo para lo peor y siguiendo las huellas tras bajar un talud de nieve formando pelotas de nieve bien grandes en cada giro consigo llegar al nivel del torrente, pero poco más adelante éste aflora con una cascada y ya no está tapado por la nieve, así que tras un ladeo extremo con los esquíes puestos, que no sé como me sostenían, alcanzo una zona rocosa que tuve que destrepar a pie con los esquíes en una mano y los bastones en otra. Pero todavía no había acabado ahí la odisea, porque además tenía que cruzar el torrente para esquivar otro cortado y continuar por nieve. Menos mal que pude encontar un buen sitio para cruzar y después calcé de nuevo las tablas y saliendo de allí a toda pastilla hasta el bosque,

En el bosque, todavía tuve que bregar para salir a una zona más despejada que desembocaba al valle principal. Estos giros finales valieron para relajar tanta tensión.



Ya en zona tranquila me tomo un merecido descanso observando todo el recorrido realizado. Me quito ropa porque la sudada es como las de mayo a pleno sol...



Continúo por el camino del bosque en cómodo descenso hasta llegar a las cercanías del pueblo donde me esperaba un largo paseo hasta el coche en medio de una tarde primaveral con mucha gente disfrutando de la semana de vacaciones del Carnaval.



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