

Nos encontramos en la parte superior del plató Rosa, y podemos ver ya el objetivo del día: Breithorn, además de otras cumbres famosas del macizo como el Castor y Liskam, que bien merecen una parada para su contemplación. Fuera del tumulto de la estación empezamos a sentir un poco mejor este ambiente alpino tan espectacular.
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Comenzando el asalto al Breithorn, lo primero que notamos es lo que engañan las distancias a pesar de que parece a tiro de piedra. Aún así, vamos mantenemos buen ritmo, aunque a Alberto el dolor de cabeza que notaba no cesa y casi a la cota 4.000, sabiamente renuncia a la cumbre y baja hasta el plató para esperarnos.
El tiempo comienza a dar visos del cambio que se pronosticaba y acostumbrado a la rapidez de los cambios en nuestras montañas, doy el resto en los últimos 100 m. para evitar posibles complicaciones. Una vez arriba, llega Carlos poco después y sólo queda nada más que saborear el momento de nuestro primer 4.000 pero sobre todo del paisaje.
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Sin perder tiempo, comenzamos bajando la pala orientada al sur con nieve irregular transformada e incómoda por las huellas existentes ya muy endurecidas.
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Reunidos de nuevo los tres continuamos el largo descenso desde 3.800 m. hasta los 2.050 m. de Cervinia por las pistas de ski con una nieve excelente en la primera mitad y primavera en el resto.
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El largo descenso, al menos nos valió para resarcirnos en parte del día anterior.
Rematamos el día con lo que ya sería la costumbre de la semana: buenas pizzas regadas con abundante cerveza.
Por último, un breve paseo por el pueblo y vuelta a Turín pensando en los próximos planes que nos llevarán a Suiza
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