Sigo repasando distintas zonas de este macizo de Las Ubiñas que tanto juego da. En esta ocasión por duplicado, ya que poco después repetí ración aprovechando la nevadina reciente de la noche anterior...
La primera fue con Patri, en un día que se presentaba feo y cerrado con niebla en las cumbres, pero confiando en la previsión del tiempo que anunciaba mejoría por la tarde. Al contrario de lo previsto tras días de mucho calor, la nieve si bien escaseaba más, tenía muy buena calidad. Dura, pero con un par de dedos de nieve reciente. Por si fuera poco, a medida que ascendíamos el día parecía que quería abrir...
Facilitado por la calidad de la nieve y la huella del montón de gente que vimos ese día, alcanzamos en poco tiempo la concurrida cumbre del Guertu del Diablu Sur (2.126 m) ofreciendo como siempre que la meteo lo permite, un panorama para recrearse.
Luego esquiamos esta agradecida montaña con una nieve impecablemente planchada. Tanto, que nos animamos a remontar parte del otro Güertu del Diablu Norte (2.100 m), con la intención de amortizar más metros de descenso hasta la Collá Soce!!ares (1.850 m). Sin prisa, aprovechamos a comer antes de remontar el Rebo¡¡osas (1.927 m) y descender a continuación hasta el Puertu Ventana (1.588 m) con una nieve primavera aceptable.
10 días más tarde, esta vez con Patri y Alberto, remontábamos la carretera del Puertu Ventana mudos por la preciosidad del espectacular bosque recién nevado inmaculado bajo un sol radiante.
Pintaba uno de esos "lunes al sol" sencillamente perfectos para perderse por montañas merengadas. Y así fue desde el primer minuto. Según avanzábamos por el bosque previo a la pala del Rebo¡¡osas la calidad de la nieve iba en sintonía con el paisaje.
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Un poco más arriba la nieve venteada nos quitó la tentación de echar una primera bajada, tal y como habíamos hecho un sorprendente día de pleno mayo, dos años atrás...Así que proseguimos el rumbo habitual comprobando cómo la nevada reciente había tapado y engrandecido el paisaje respecto a la vez anterior.
Acometiendo las pendientes bajo la Peña del Melluque, de nuevo se nos ponen los dientes largos viendo la calidad de la nieve, si bien el día estaba para transitar por terrenos de poca inclinación ya que a poco que la pendiente aumentaba la capa débil de la nieve reciente, quebraba y deslizaba sobre la capa dura antigua. De hecho, corrieron en las redes como la pólvora, fotos y videos de ese día, con avalanchas repartidas por toda la geografía y de nuevo con una dosis extra de suerte para los que se juegan "las vidas extra".
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Llegados al mundo blanco de los jous bajo Los Güertos, valoramos si bajar un par de veces la última subida sabiendo la buena nieve que tenía o tantear el Güertu del Diablu Sur que parecía venteado...
Confiado en que este pico nunca me defraudó y más por la canal norte que guarda bien reposada la nieve, animé a los demás a seguir porque sólo por el paisaje merece la pena. Y más en un día así...
No parecía equivocarme y las sensaciones subiendo eran buenas con una nieve polvo muy apetecible
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Una vez en la cresta cimera, solamente restan pocos metros de desnivel suave hasta la cumbre disfrutando de este fabuloso paisaje de la parte más salvaje de Las Ubiñas
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Iniciamos el descenso culebreando por la cresta hasta el colladín y asomarnos a la canal con ganas de catarla.
Tras un par de giros sobre planchones de nieve helada y venteada, el resto de esta ancha canal estaba estupenda para disfrutar de una nieve polvo muy buena que nos confirmó que la apuesta había sido acertada.
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Continuamos con ganas de seguir disfrutando de la esquiada, estudiando la ruta más propicia y también la más divertida.
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Como no podía ser de otra manera cuando se encuentran buenas condiciones, se nos hizo muy corta la esquiada y nos consolamos con lo que nos restaba a pesar de la inevitable remontada que hay que hacer al Rebo¡¡osas donde paramos a comer.
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Tras la pausa, proseguimos nuestra vuelta al punto de partida con un inicio no muy bueno lidiando con una nieve peleona que intentaba trabar, pero que luego se coinvirtió de nuevo en una nieve perfecta para jugar.
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Y así nos encaminamos escopetaos hacia el bosque, resultando más emocionante debido a la escasez de paso libre entre arbustos y árboles ya que la capa de nieve no era de tanto espesor como para taparlos.
Del resto hasta el coche, sólo destacar la colección de rayonazos que llevaron nuestras tablas puesto que la fina capa fresca no fue suficiente para evitarlos, si bien ninguno con consecuencias serias.
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