mi visión de la montaña

Subir montañas es la osadía convertida en humildad, bajarlas es la osadía convertida en gratitud

miércoles, 10 de febrero de 2021

Todo al 7, hagan juego señores....

 

Así lucían Las Ubiñas desde Tuiza Riba con sus mejores galas tras las últimas pequeñas nevadas que cayeron hasta la noche anterior de este día espléndido. Opciones, muchas. Tentaciones, más aún...pero viendo lo cargado arriba no pensaba complicarme el día. Sin embargo, Murphy como siempre saldría a imponer lo contrario.

Descartando al Fariñentu, visto que estaba todo inmaculado y sin purgar el peligroso Valle de Corrales, me decanté una vez más hacia el Meicín, por el camino de invierno, no vaya ser...aunque luego comprobé que la zona de aludes del camino de verano había ya descargado poca cosa debido a lo poca nieve acumulada en esta vertiente. Pude calzar las tablas antes de llegar a la portie!!a y así remontar cómodamente para recrearme por enésima vez del espectáculo de este fantástico circo de cumbres sobre el Meicín

A la vista estaba que había nevado con viento W-NW y que aún perduraba por las crestas. Así que como era de esperar acumulaciones por la vertiente E, me decanté por el Valle Covarrubias a ver qué tal, y por el cual subían dos esquiadores. Con ello habiendo huella podría subir más rápido puesto que no había madrugado y me estaba arrepintiendo de ello viendo el solazo que hacía ya a esas horas...

Por el fondo del valle sólo llegaba alguna ráfaga de aire refrescante pero más arriba la ventolera era importante. 



Acabé rápido de ascender este valle que siempre se me hacía largo y arriba a partir de los 2.000 m el panorama se mostraba espectacular aunque con una carga de nieve mayor de lo esperado. 


Había gente bajo Los Castillines y también hacia La Pasá el 7. Me decidí por esta última opción pensando que habiendo huella y dando un  buen arreón podría subir en hora antes que las purgas que habían caído de las paredes soleadas de Los Porti¡¡ines fueran a más y sin quitar ojo la vertiente contraria al Picu de El 7 que estaba ya al sol.


Cuando me restaban los últimos 100 m, se produjo una avalancha espontánea bajo los Porti¡¡ines fruto de la purga de sus paredes. Este hecho y ver que arriba había no 2, si no 5 esquiadores ya me hace saltar la luz roja porque éramos demasiados para este lugar en ese momento. Pararme donde estaba para cambiar y darme la vuelta resultaba más peligroso que llegar a la cresta cimera desde la cual se está a salvo. Llegué arriba casi al mismo tiempo que llegaba el último del grupo, quedándome un poco alejado puesto que no había sitio en la estrecha forqueta de La Pasá el 7 (2.219 m) donde a pesar de todo, las vistas eran tan espectaculares que hacían que se olvidara uno por un momento, de la forma para salir de ese "fregao".



Mientras me preparaba en silencio, vi que era el único preocupado por la situación en la que estábamos. No comenté nada, supongo que por eso de parecer alarmista exagerado, aunque después bien que me arrepentí de ello. Fueron saliendo uno tras otro con menos distancia de la deseable, parándose a la mitad y barriendo con giros bruscos gran parte de la pala inicial que en la parte baja cedió creando una pequeña avalancha sin consecuencias...




Quedaban por salir los que iban con spliboard, con esa manía de dar botes iniciales para tantear que me puso los pelos de punta. Al ultimo, si le advertí que ojo con la nieve que la veía muy "perra". no me entendió bien pensando que me refería a la calidad para esquiarla a lo que le respondí que me refería a qué éramos demasiados y había que ir con cuidado. En cuanto arrancó, abajo ya se oían gritos por otra avalancha ya de buen tamaño que corría cerca del tercero que se salvó al parar en el rellano del plató. Sin casi pasar tiempo bajaba el ultimo desprendiéndose toda la placa bajo El 7 . La convexidad de la cuesta no me dejaba ver  el tramo intermedio y al parar la avalancha me percaté que faltaba uno y los demás que lo habían visto iban para allá a desenterrarlo. Por mi parte, allí arriba preparado para bajar y a punto de iniciar el protocolo de rescate con ARVA/DVA , de repente veo que se desprende otra avalancha espontáneamente y que va irremediablemente hacia ellos. Les aviso a voces y silbando pero se quedan mirando como avanza con mucho más ímpetu de lo que imaginaban hasta que se detiene justo delante de sus narices. Visto lo visto, para no acabar de enterrarlos provocando otro alud, me lanzo en descenso directo por el único sitio libre de avalanchas y a toda velocidad con giros amplios y suaves sin que nada se mueva, hasta llegar al sitio donde acababan de desenterrar al afortunado que ese día gastó una vida...


Y vaya que podía estar agradecido porque con el susto en el cuerpo tras preguntarle si estaba bien, sin lesiones, había quedado enterrado hasta el pecho boca arriba y sin ARVA. En fin, me limité a comentar al resto, que ahora lo que tocaba era salir de allí a toda pastilla y esquiando con giros muy largos y suaves. Tomé la iniciativa para marcar el resto del descenso que nunca lo hice tan rápido por aquellos lares y además con una nieve polvo estupenda.


Casi sin detenerme, continué a la misma velocidad por el Valle de Covarrubia cuyos largos 500 m de desnivel me duraron un suspiro con una nieve igualmente buena.




Fui directamente hacia el refugio del Meicín para aprovechar a comer al sol con una temperatura estupenda y comentando el suceso con dos montañeros que estaban allí y que habían llegado a oir el estruendo sordo de las avalanchas.


Mientras comía veía como bajaba el resto del grupo, me iba percatando de lo rápido que había bajado yo, porque tardaron en llegar más de 15 minutos. El susto les había pasado pero la advertencia espero que no, teniéndola presente para las próximas salidas... 

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