mi visión de la montaña

Subir montañas es la osadía convertida en humildad, bajarlas es la osadía convertida en gratitud

sábado, 16 de enero de 2021

Peña Rueda

Después de la última ensoñación por el Aramo, tocaba despertarse y volver las nieves cambiantes Cantábricas. Pero aún sabiéndolo guardaba esperanzas que algo quedara y viendo el buen pronóstico del tiempo para el sábado sería imperdonable no aprovechar ese día en el monte. Teniendo Jorge pendiente Pena Rueda, tras fallidas intentonas, esta vez tendría que ser la definitiva...

Salimos de !!indes (930 m) tal cual pueblín alpino perdido y bien nevado de los "Alpes Tuizos", no sin antes palear nieve guapamente para hacer un sitio al coche de Patri, puesto que a las 9:00 el llenazo era impresionante. Lo que cambiaron los tiempos respecto a la última vez que subí por aquí con esquís, cuando solamente me encontraba una vecina del pueblo paleando nieve para entrar a la cuadra con mandil y manga corta, nevando a 0ºC...




Por suerte, la romería de gente ya había salido al tropel y así pudimos disfrutar a solas de la subida por el bosque que estaba precioso con la nevada y el fabuloso día soleado y sin viento.




A buen ritmo avanzamos hasta alcanzar los siempre bucólicos mayaos de Manín (1.200 m). Uno de esos lugares donde uno no se puede cansar en visitar y más aún un día así de guapo.



Tras la pertinente parada, proseguimos ganando altura hacia el primer escalón a rebasar, La Vallina Grande, por encima de la Veiga de Manín.





El paso de los esquiadores que iban por delante, habían dejado una buena huella que nos facilitó la subida en esta vertiente donde la nieve acusaba ya el sol mañanero. En poco tiempo superábamos este segundo tramo aupándonos a los pies del gran vaso que conforma las crestas de Pena Rueda


A partir de este punto el paisaje cambia por completo, con grandes formas onduladas blancas que van llevándote hacia la cima que engaña por aparente proximidad. No en vano el desnivel a superar es todavía de 600 m inacabables, que era el recuerdo de la otra vez.




Sin embargo, no fue lo que ocurrió en esta ocasión. Subimos este tramo al mismo ritmo que traíamos con apenas paradas y así fuimos alcanzando y adelantando gente hasta rematar la cumbre de esta gran montaña de Pena Rueda (2.155 m)




Nos tomamos tiempo para disfrutar de las panorámicas tan nítidas que se veían para todas partes. Hacia al norte, los buenos recuerdos de la gran esquiada por esta vertiente, Güertos del Diablu, Aramo...


En, fin que todo de un rosario de montañas que forman parte de la vida de uno con estupendas vivencias. Tirando de zoom, desde el Tapinón-Siegalavá, Fontanes, Torres y Peña Ten, Picos...






Finalizada la sesión fotográfica, era hora de bajar y ver con qué nieve nos íbamos a encontrar porque se presentaba el asunto poco halagüeño. Nieve con todo tipo de costra que en su parte inicial se dejó hacer pese al traqueteo.






Más abajo con las piernas bien calientes, la cosa se ponía más exigente porque ya era difícil encontrar algún filón de nieve homogénea y con continuidad.


Llegamos sin contratiempos al inicio de La Vallina Grande que con nos recibía con una transición de nieve costra a primavera-pesada y un sobrecalentamiento en nuestras piernas que me hizo sudar tanto como durante la subida.






Descendimos rápidamente hasta Manín con muchas ganas de dar un respiro a las sufridas piernas y aprovechar la estupenda temperatura al sol para comer. Viendo el percal, pensar en el resto de descenso por el bosque metía miedo...y así fue. No en la primera parte que todavía la nieve era tratable pese a las estrecheces.






Sin embargo, en la parte final con más pendiente y estrecho fue como una mezcla de bajar entre una pista llena de bañeras deformes y un tubo encajado más propio de "bobsleigh". Con buen criterio Patri y Jorge lo hicieron andando porque estaba para darse un buen trompazo y lesionarse.




Por mi parte, tuve más de una ocasión para salir volando en una de las curvas peraltadas que inevitablemente había que pasar a más velocidad de la deseada. Así llegué a !!indes  con un buen recalentón pero de una pieza, algo muy de valorar en día así con estas nieves cantábricas tan caprichosas.


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