Trilogía navideña Aramo forever (I): fin de año

Inicio de una trilogía inédita por darse en tiempos de Navidad. Época que raramente disfrutamos de nieve en abundancia, pero que en esta ocasión tras un paréntesis primaveral desde el estreno de temporada a principios de mes, la nieve volvió después de ambular por San Isidro, el Aramo estaba de nuevo a tiro y además con buena previsión para la tarde.

En horario de ministro me planté con la furgo cerca de donde empezaba la nieve, no sin alucinar de la cantidad de gente que había. Estaba  claro que ese día no iba a disfrutar de la soledad habitual.

Pero por otra parte, a cambio disponía de una estupenda huella que me permitió subir muy rápido hasta nuestra zona preferida y con todo el mundo de vuelta para casa.

No me resistí a probar una bajadina y rápidamente me dí cuenta que la nieve no estaba como esperaba. Salvo en las zonas más boscosas, la nieve estaba muy apelmazada en superficie lo que hacía trabar los esquíes que sin embargo se hundían en la capa polvo más profunda.

Remonté otra vez lo esquiado y me decidí por seguir subiendo, dejando de lado el camino a La Gamonal que además de verse muy trillado estaba muy pelado por el viento. El paisaje se dejaba ver bien con el buen tiempo y me permitía también ir fichando nuevas variantes.

Continué un poco más ganado altura y disfrutando de la soledad a la que tan acostumbrados estamos cuando nos perdemos por esta sierra.

Como la tarde se me echaba encima, dí por buena la exploración y comencé el descenso que por desgracia a pesar de la aparente buena pinta, la nieve se presentaba igual de mal que antes...

No pude disfrutar como otras veces y forzando me gané un par de revolcones que me dejaron como un muñeco de nieve. Así que me conformé con esquiar más relajadamente y disfrutando del paisaje que eso sí, con el atardecer estaba quedando precioso.

Quién me iba a decir al llegar abajo, lo que iba a depararme el resto de esta trilogía que comenzó algo decepcionante y terminó como terminó...