mi visión de la montaña

Subir montañas es la osadía convertida en humildad, bajarlas es la osadía convertida en gratitud

sábado, 7 de diciembre de 2019

repasando cumbres del puirtu


Compilación y resumen de varias escapadas más o menos exprés al puerto de San Isidro para aprovechar este inicio de temporada tan esperanzador que dejó pocos días de buen tiempo pero suficientes para ir quitando el mono antes de las Navidades, cosa que es de agradecer. 
El 24 de noviembre empecé con la clásica a La Rapaína junto con Patri y Jorge que no la había esquiado todavía, esperando que nos aguantara el día plomizo y frío que empeoraba por momentos. Tras cruzar el río con alguna que otra dificultad el resto como siempre directo hacia arriba para salvar los largos 600 m de desnivel. Nieve dura que obligaba chuchillas y arriba un cutu como para salir pitando hacia abajo aprovechando las zonas recogidas donde la nieve reciente no la había llevado el viento, con lo que a pesar de la falta de relieve la esquiada fue mejor de lo esperado.


Siguiente día, inicio de diciembre con un día del todo prometedor de sol y nieve fresca de la noche anterior. Como no disponía Alberto de muchas horas, nos decantamos por la Peña Requejines con el fin de aprovechar al máximo las esquiadas y también la supuesta nieve polvo.


Espléndido día soleado tuvimos típico de invierno, frío pero sin viento. Nos dirigimos como otras veces al guapo circo norte que se presentaba impoluto y con una pinta muy buena.


Apuramos todo lo que pudimos pero ya en la entrada de la canal  pusimos crampones como es habitual pudiendo observar que en algunas zonas altas y expuestas, el viento había soplado de nuevo barriendo bastante nieve. 


Por supuesto soledad absoluta por esta zona a pesar de estar tan cerca de la estación de ski de San Isidro, aunque sí que encontramos a los de siempre que parecen disfrutar tanto de la nieve como nosotros.


El ambiente peculiar en esta canal que te transporta a montañas de otras partes del mundo, no hacía más que acrecentar las ganas de saborear su esquiada. 


Subimos rápidamente con ganas de alcanzar el hombro Oeste de la Peña Requejines para que nos calentara algo el sol después de pasar por una auténtica nevera.



Una vez arriba, nos preparamos para bajar por la vertiente hacia el lago Ausente. La nieve venteada tenía una pinta incierta con diferentes texturas...


...y así fue, encontrándonos con la desagradable sorpresa de una nieve muy incómoda, "enganchona" que obligaba a giros abiertos y por tanto más velocidad que aun sabiendo que es lo mejor en estos casos no quita la sensación de estar jugándose un buen castañazo.


En un periquete estábamos en la falda de la montaña, pero viendo las condiciones de la nieve y que el tiempo disponible se nos echaba encima descartamos seguir bajando hasta la orilla del lago y retomamos la subida, esta vez por el hombro Este que para complicar las cosas nos obligo a realizar andando un tramo feo con hielo.



Este pequeño contratiempo no hizo otra cosa que tuviéramos que subir a la carrera a la cumbre para bajar por el norte y así llegar más rápido al coche.


Sin perder tiempo, nos preparamos para otro descenso por el norte donde teníamos depositadas las esperanzas de encontrar nieve polvo. La primera parte por el lomo Oeste hasta el collado, rápida con ojo de no tocar con las piedras pero con una nieve buena. después en la canal salvando los tramos pelados del principio a pesar de espolvorear nieve, hacía amagos de enganchar así que de nuevo a tomar medidas y meter velocidad al descenso que sin ser lo que esperamos tampoco estuvo mal.


El resto, tras un pequeño repecho bajamos directos hasta la pista pisada por la máquina que nos facilitó recortar tiempo.


Siguiente escapada dos días después aprovechando el viaje al puerto para otras labores, un día feo de niebla donde ya no contaba con hacer nada hasta que una vez terminado, empezaba a querer salir tímidamente el sol. A una hora ya muy tarde para estas fechas, decidí probar suerte con El Cascayón que aunque es el más alejado parecía ser el único que se iba librando más tiempo de la niebla. Así que salí escopetau por el camino de Wamba porque nieblas aparte, iba muy justo de luz antes de que anocheciera.


Con la lengua fuera alcancé la falda de la montaña que volvía a estar sumergida en la niebla. Deambulé buscando la ruta más directa hasta encontrarme con huellas antiguas que me facilitaron la ascensión de la pala final, si bien pensaba que me iba a tocar bajar a tientas viendo como se presentaba el panorama...


Aún así continué hasta salir a la cresta cimera cuando de repente en cuestión de segundos todo empezó a cambiar...
Según los modelos meteorológicos anunciaban tarde noche-despejada y por lo visto estaban acertando de pleno. Parecía que la panadera que me había metido para subir al Cascayón al final iba a merecer la pena. Y vaya que si valió!
Espectacular mar de nubes que pude ver hasta el oscurecer.






Finalmente la niebla cedía en la vertiente sur pero el mar de nubes continuaba hacia vertiente norte como puede verse en esta secuencia de fotos.


Allí arriba me quedé apurando al máximo ese momento mágico del atardecer con un juego de luces como pocas veces pude ver y no son pocos los que llevo...



El sol galopaba a esconderse tras el picu Torres pero gracias a la orientación casi puesta a propósito de la pala del Cascayón aguantaba con los últimos rayos de sol pudiendo esquiar sobre una nieve de colores anaranjados y rosáceos...Todo un lujo contando además que las condiciones de la nieve aguantaban bien antes de empezar a xelar.


Más abajo sin embargo, con más minutos a la sombra, la nieve se petrificó por completo, lo cual me vino muy bien para deslizarme por la pista de Wamba a toda velocidad, quizás demasiado en alguna parte...Pero disfrutando a la vez del cambio de luces previo a la noche que es cuando llegué por fin al coche.


Y cierro el repaso de cumbre con otra escapada de tarde con Damián un día de los del "puente".Viendo que abría el día a la hora de comer, nos animamos a probar entorno a Fuentes de Invierno esquivando las pistas de esquí.


Quería explorar la zona del corredor que llaman Les oreyes del llobu y que hace años con Alberto no nos decidimos por culpa del hielo. Sin embargo, esta vez lo descartamos de antemano viendo la costra que había en las caras norte y optamos por subir al picu La Llomba


Disfrutamos otra vez de un guapo atardecer en la cumbre y después nos decantamos por bajar esquiando conectando la pista negra del tubo del Toneo pillando un buen calentón de piernas en la parte con bañeras El resto también por la pista para nosotros solos a toda velocidad hasta La Raya.


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