Por fin dieron sus frutos nuestras incursiones por el valle de Valgrande, explorando nuevas opciones y sobre todo una que nos traía de cabeza a Alberto y a mí que era bajar el puertu Payares sin tocar en lo posible carretera. Así que tras las rutas hechas el verano y otoño pasados, teníamos ya en mente la forma de conectar todo y hacer el tan ansiado descenso integral de este famoso puerto....Partimos desde el mismo alto del puerto (1.379 m.) tomando la pista que va hacia el filo de la cresta del Cellón, hasta asomarnos a la portie!!a (1.403 m.) que nos daba el pistoletazo de salida...
La roxá que la noche fría había dejado el prau pingando unido a que era nuestra primera salida de MTB de la temporada y que empezábamos en frío a bajar algo serio, resultó como poco entretenida, si bien con el terreno seco la cosa sería bien distinta.
En breve ya estábamos al pie de las rampas más duras de la carretera del puerto, que cruzamos para continuar por una pista que se precipitaba monte abajo...y que resultó ser de las bajadas más guapas que hayamos hecho por pista en medio de un paisaje fabuloso por el bosque de Valgrande y las Ubiñas que no acababan de desperezarse de la nubes, de fondo.
Y lo mejor de todo que es que era larga, larga...con tramos para todos los gustos: toboganes, curvas peraltadas de velocidad, rectas,etc.. que disfrutamos como pocas veces.
Como balas llegamos hasta el cruce que conecta con la pista del Ruchu, que conocemos bien y ya tranquilamente con pedaleo cómodo llaneando la recorrimos hasta salir de nuevo a la carretera.
Con Peña Ubiña de fondo iniciábamos una bajada relámpago de menos de 1 km. por la carretera hasta Payares (1.000 m.) donde justo a la entrada del pueblo tomábamos el duro repecho para subir a la antigua estación de tren.
Noté la falta de forma en esta dura subida que engaña porque no es tan corta como parece...pero como siempre el cansancio desaparece cuando tenemos por delante un largo descenso.
Nos acordábamos de esta parte que empezaba con una buena pista de tierra para dar rienda suelta a la velocidad teniendo como espectadores al ganado que pastaba en su Olimpo particular.
Más abajo la pista se presentaba mucho más rota pero por poco tiempo ya que había que tomar el desvío por un sendero ya trialero con alguna zona en que mejor la pasamos andando y otras que al igual que la anterior vez nos la jugamos brincando como si montáramos encima de un rebeco....
Sudando tinta....pero de una pieza, llegamos a La Rumía (790 m.) que atravesamos para coger otro sendero apenas perceptible que por suerte es de buen firme a pesar de la exuberancia de la vegetación ya que los bosques ahora son una auténtica jungla.
Finalmente salimos de la jungla para llegar a un claro estratégico donde se ubica la iglesia de la parroquia de Cabezón (750 m.)
Desde allí salimos a pista para descender rápidamente hasta Naveo (690 m.) desde el cual retomamos el camino jacobeo que asciende antes de la última y peliaguda bajada del puerto....mientras podíamos ver parte del recorrido que llevábamos en medio de este valle tan frondoso que baja desde el mismo Cellón el cual todavía guardaba algún nevero.
Comenzaba el fregao que recordábamos bien de la otra vez descendiendo por unos senderos con mucha pendiente dentro del bosque con escalones, morrillos, ramas y troncos, todo bien condimentado entre la hojarrasca...que nos hizo sudar de lo lindo e incluso en mi caso tener que tirarme desde mi bici para evitar una caída peor sacando muy buen partido a las protecciones....
Este descenso tan largo como técnico nos dejó por fin en Puente los Fierros (495 m.), que por sus calellas igual de pendientes salimos de nuevo velozmente a la carretera en el punto donde comienza el puerto que era donde habíamos dejado el segundo coche.
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