mi visión de la montaña

Subir montañas es la osadía convertida en humildad, bajarlas es la osadía convertida en gratitud

sábado, 23 de enero de 2016

Valle de Sousas-Pena Vallera

Hay que ver lo que le está costando arrancar a este invierno que nos trajo unas Navidades veraniegas...y después más de lo mismo. Sin embargo, para romper la tediosa rutina de tiempo cálido llegaron unas escasas nevadas pero con suficiente frío como para tener una oportunidad de estrenarse. Como las borrascas de este año se emperran en entrar por el SW, el día señalado nos la jugamos yendo a una zona que no visitaba hacía muchos años con esquís y donde se suponía debería haber cargado más nieve por su situación. Las ganas por volver a nuestro mundo blanco hizo que nos juntáramos esta vez Alberto, Damián Toño y yo que a pesar de la incertidumbre teníamos claro que si no juegas es seguro que no ganas...Por una carretera blanca que me recordaba una vez más a mis andaduras por los Alpes germanos, llegamos a Torrestío (1370 m.) con unos -4ºC muy esperanzadores.



El día espléndido y la nieve aunque con espesores muy justos estaba fría y seca con muy buena pinta. Ello nos permitió salir ya foqueando desde el pueblo por la pista que nos llevaría por el valle de Valverde.




Poco después abandonaríamos la pista con el fin de ir ganando metros por la falda de Pena Redonda y así evitar más rodeos para entrar en el va!!e de Sousas.


No pocas posibilidades se nos presentaban por delante en esta zona perdida entre La Babia y Somiedo con picos agrestes muy guapos cuyas canales invitan a trazar líneas a cual más atractiva...Al final acabamos en el pico aparentemente más afilado pero por su variante más amable, Pena Vallera


Pero antes teníamos previsto encaminarnos hacia Pena Redonda,o lo que se pudiera por esta vertiente del valle. A nuestras espaldas dejábamos a otro buen futuro candidato como es el Morro Negro.


Después de sudar bien a la solana por esta vertiente sur, alcanzamos un collado intermedio que nos serviría como atalaya para decidir hacia dónde tirar en función de la nieve.




Comprobamos rápidamente que aquello iba necesitar unas cuantas visitas más porque se trata de un buen filón este va!!e de Sousas emparedado entre Pena Redonda, Penas de Trespando, Cualmarce y Pena Vallera.


Tras meditarlo y viendo en frente que la Pena Vallera tenía una canal en la sombra muy apetecible, optamos por dejar a Pena Redonda para otra ocasión y subir a otro monte secundario que ofrecía una bajada directa hasta el río. Antes de que nos diéramos cuenta estábamos ya arriba disfrutando unas vistas fabulosas con las montañas y valles somedanos ya la vista.


Como decía, el panorama era coma para examinarlo detenidamente ya que las posibilidades de esta zona son muchas...Preciosas con el merengue reciente, las Penas de Trespando, Cualmarce, Calabazosa, al fondo asomando Peña Orniz e incluso la Veiga de Camayor esta vez como una gran alfombra blanca.


El lugar invitaba a quedarse para rellenar retinas pero las ganas por sentir deslizarse monte abajo eran mayores y en medio de un "tenso silencio" nos preparamos para el  recreo, que ya era hora!


Arrancamos y los primeros giros disfrutamos de una estupenda nieve polvo que nos grababa una sonrisa de oreja a oreja. Alberto que le podía la ansiedad se encargó de buscar el itinerario buscando la calle correcta entre los matorrales que asomaban, donde si bien la nieve ya no estaba tan suelta la inclinación ayudaba a maniobrar para el slalom ratonero tan típico de esta Cordillera,


La verdad que los 300 m. de desnivel nos los "fumamos" en un abrir y cerrar de ojos, así que no quedaba más remedio que seguir adelante y buscar aquel tubo de la Pena Vallera.


El cambio de vertiente nos confirmaba que a la sombra la nevera seguía funcionando, conservando la nieve en buen estado. Por otra parte, con las nuevas perspectivas, no hacían más que confirmar que esta zona la volveremos a visitar sin duda alguna.


La subida a la Pena Vallera (1.842 m) fue breve y cómoda por esta vertiente suave...nada que ver con lo que se ve desde el otro lado.



Nos encaramamos en su cumbre que para nuestro gusto tiene un rellano abrigado del viento perfecto para comer mientras se saborea el panorama. Podía observarse claramente nuestros garabatos en la nieve de la esquiada anterior, pero sobre todo la colección de palas y canales esquiables y no tan esquiables dentro de este valle tan pequeño como fructífero.





De nuevo a la carga comenzamos el descenso por la loma venteada con una nieve que trababa bastante los esquís, mejorando según descendíamos hacia el tubo que teníamos fichado. Una vez metidos en él, la cosa cambió y pudimos espolvorear algo decente sobre todo en su parte final que nos puso los dientes largos con ganas de más, mucho más...


Cruzamos de nuevo el río y no había más remedio que iniciar el regreso. Sin embargo, para evitar un largo y aburrido foqueo, vimos que con un corto ascenso conectaríamos con el collado intermedio por el que habíamos pasado por la mañana y de ahí, seguramente podríamos seguir en continuo descenso hasta la pista muy cerca del pueblo siguiendo nuestras huellas de ascenso.




Y así tras un último esfuerzo, de buena gana nos pusimos a descender otro rato, encontrándonos para nuestra sorpresa con una nieve estupenda.

Apuramos bajando sin parar por camperetas con un dedo de nieve hasta la pista y después tras un corto paseo caminando retornamos a Torrestío contentos de haber acertado con la elección del día que nos deparó mucho más de lo esperado. 
A la vuelta a casa, imposible no fotografiar Las Ubiñas que estaban espectaculares al igual que el puerto Ventana...


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