Tras otro parón obligado por los vaivenes de este invierno tan irregular, la llegada de una borrasca con fuerza nos trajo la deseada normalidad blanca a nuestras montañas. La ausencia de una base de nieve antigua hizo que la fuerte nevada dejara espesores modestos pero suficientes como para poder elegir cualquier sitio de la Cordillera. Con la cota de nieve empezando entorno a los 1000 m. surgió la idea de intentar una de las grandes pendientes de las Ubiñas como es El Prau. La atractiva canal sur es un caramelo muy goloso como para perder la oportunidad de catarla, más si cabe después de tener que descartarla un par de veces años atrás. Esta vez sin embargo tenía que ser y reuní un buen pelotón junto con Alberto, Patri, Damián y Toño. Bien temprano arrancamos desde Torrebarrio (1.230 m,) con unos exigentes -6ºC y con el objetivo a la vista.
La aproximación se hizo cómoda coincidiendo con bastante gente que se dirigía hacia el imán que supone Peña Ubiña. Mientras, La Babia se desperezaba con el sol de la mañana que todavía no teníamos el gusto de disfrutar.
Una vez tomado el camino hacia Los Llanos del Fontán (1.750 m.), estuvimos completamente solos todavía bajo la sombra de los paredones de Ubiña.
En leve subida y con algún que otro llaneo nos acercábamos a la base de la canal sur del Prau, que ya se intuía pindia y larga, muy larga...
Entre otras cosas la mayor preocupación era ver cómo se nos presentaría el estado de la nieve, porque si bien había xelao bastante, toda la nieve que había era de una única nevada y la poca cohesión que tenía lo delataban la gran cantidad de bolas y restos de una avalancha repartidos por toda la canal. Pero bueno, hasta que no pisas "in situ" no sabes realmente como está, así que llegados al pie de la canal, pusimos crampones, piolet en mano y esquís a la chepa, previo dopaje a base de fruta y chocolate para acometer la ardua tarea del día....
Comenzamos la primera parte, que se suponía la menos pendiente, pero que engañaba sobre todo en dimensiones y ya nos puso en sobre aviso de lo que nos esperaría más arriba...La nieve efectivamente no era nada buena para cramponear y abrir huella no tardó en convertirse en una auténtica tortura que me recordaba a los tiempos de juventud cuando me iniciaba en corredores invernales...
Una pequeña parada de reagrupamiento y vuelta al tajo en la parte intermedia de la canal que era la más pindia. En este tramo tuve que bregar o mejor dicho fozar como un jabalí para ganar cada paso.
La pendiente aumentaba un poco más pasando de los 45º y viendo el patatal que había allí, el descenso con los esquís se iba a presentar peliagudo con esa nieve tan desastrosa. Pero ya habría tiempo de pensar en ello que quedaba mucho por delante, pocas fuerzas y menos paciencia...
Ya fuera de la canal se sale a la pala final que de nuevo engañaba porque era bastante más larga de lo que parecía. Por si fuera poco la nieve volvía a empeorar obligándome a marcar pasos de 8000 porque la xatá que me estaba pegando ya me tenía pitando en reserva. Por otra parte, el entorno entre paredones y con el resto de cumbres de Las Ubiñas alrededor le dan a esta guapa cumbre un ambientazo alpino fabuloso.
...aunque lo mejor no lo ves hasta llegar a la cumbre de El Prau (2.360 m.), porque es cuando se disfruta de un panorama inmejorable.
A los pies, tras un pavoroso precipicio el paraíso de los Puertos de Güeria, guardado por la gran Pena Rueda y el resto de cumbres emblemáticas de Ubiña, sin contar con la panorámica perfecta de todo el eje de la Cordillera coronado al fondo por los Picos de Europa. Por contra, el resto de Asturias seguía sumergida bajo el mar de nubes.
La pena fue que si bien abajo pasamos hasta calor al salir a la pala final soplaba un vendaval helador que en la cumbre se hacía inaguantable, por lo que una vez que fueron llegando todos no había más tiempo que para abrigarse con todo y prepararse para bajar.
Visto, lo visto, Toño y Patri descartaron sabiamente bajar esquiando la primera mitad de la canal y el resto nos encomendamos a ver si no estaba la cosa tan fea como parecía, aunque como bien sabemos de otras veces, lo feo puede pasar a feísimo.... como fue este caso, ya que la primera pala en la zona con la superficie homogénea amagaba nieve costra que allá arriba daba respingos...
Después en la parte clave de la canal, en su parte intermedia, durante la subida habíamos estudiado la forma de salvar la zona barrida por una avalancha, optando por ir conectando dos canales existente a cada lado con aspecto "algo mejor" pero con fuerte inclinación...acercándose más a los 50º que a lo 45º como bien se dejaba notar con las colas de los esquis volando en cada giro.
Solventado el paso no sin una buena dosis de sudores fríos, con ganas de llegar abajo para comer porque el pitido de la reserva era estridente ya, me lancé por el cono final abriendo giros en una nieve que guardaba trampas cada metro pero ya bien aleccionados de los tramos anteriores llegamos si contratiempos finalizando los 500 m de desnivel puro y duro de esta canal tan guapa.
Echados al solín después de devorar la comida nos tomamos un rato sesteando esperando a Toño y Patri que llegaron reventados al tener que bregar hundidos bajando la canal hasta poder calzar los esquís.
Fue de nuevo el fastidioso viento frío quien nos echó de este lugar tan apacible donde apetecía quedarse a dormir, y viendo el percal de cansancio general, nos daba pereza continuar sobre todo pensando en la nieve tan mala que había. Sin embargo, en contra de lo previsto ni tan mal estuvo. Sobre todo comparándolo con lo anterior, dejándonos disfrutar algunas bajadas cortas pero divertidas.
Un último vistazo atrás y el convencimiento de que volveremos a intentarlo pero con nieve decente ya que en ese caso el descenso puede ser uno de los mejores sin duda.
Con Torrebarrio a la vista, el objetivo era llegar esquiando hasta el mismo pueblo buscándonos la vida para evitar la pista lo más posible y no tener que portear...Curiosamente fue de lo más entretenido del día disfrutando de un buen ratoneo típico del "esquí Cantábrico".
brutal!! veo que al final cayo...me acuerdo uno de los intentos que tuviste a este pico...aquella vez acabamos en los huertos del diablo!
ResponderEliminarSi Carlos me acuerdo de aquella vez que tuvimos que descartarlo. Una pena de nieve porque en condiciones sí que debe ser brutal...Todavía me quedan pendientes en Ubiña de igual o mayor calibre...este mini macizo es un filón, ja, ja.
ResponderEliminarOye por cierto! a ver si te dexen salir más de monte que yes muy xoven como pa colgar les botes, je, je