mi visión de la montaña

Subir montañas es la osadía convertida en humildad, bajarlas es la osadía convertida en gratitud

sábado, 23 de mayo de 2015

vuelta a La Portiella

Nos fuimos a conocer rincones nuevos y otro ya conocidos del entorno de Las Ubiñas porque este macizo da mucho juego también para explorarlo sobre dos ruedas. El circuito propuesto lo tenía en mente desde hace tiempo pero con dudas sobre si la bajada sería suficientemente buena para exigente subida que había que realizar. Como no había más que una forma de saberlo, arrancamos Alberto y yo desde el pueblo lenense de Espineo (470 m.), en dirección a Xomezana.


Fueron 3 km de suave ascenso que nos vino muy bien para calentar ya que la mañana era más que fresca a pesar del sol espléndido que lucía. Sin embargo al alcanzar Xomezana de Riba (710 m,) se acababan las delicadezas. Terminaba la carretera y comenzaba una pista de hormigón con un rampón inicial que echaba para atrás.
Con todo el desarrollo fuimos remontando esperando ansiosos el momento que suavizara la pendiente para coger aire. 
Una vez acabado el hormigón la pista pasaba a ser de grava pero con buen firme para rodar. La peña de La Portie!!a siempre de referencia a nuestra izquierda.


Un tramo bastante llevadero nos llevaba a las primeras revueltas que sin ser tendidas, tenían una pendiente mejor de lo que creíamos al verlo por el google earth. Poco a poco dejábamos abajo el valle del Güerna.





Pero acabando las revueltas llegaba lo duro de verdad y que no nos esperábamos. Una larguísima diagonal que sin piedad subía y subía con unos porcentajes muy duros y constantes que nos obligaban a parar de vez en cuando para no reventar.


No veíamos el momento de alcanzar el tramo de la pista donde llaneaba y que parecía alejarse...hasta que por fin llegamos a un raquítico respiro horizontal de menos de 40 m. Aprovechamos el descnaso pàra reponer energías ya que el desgaste había sido notable. Unos minutos después volvíamos a la carga para acometer las últimas rampas que si bien más cortas fueron las más pindias...


Pero finalmente acabó el sufrimiento y el camino se tendía para acabar llaneando e incluso con una leve bajada. Sin duda fue lo mejor de este tramo porque pudimos disfrutar del precioso paisaje de este valle de Xomezana que nos sorprendió por su belleza y sus vistas.



La pista finalizaba en los mayáos de Las Bobias (1.450 m.). Uno de esos rincones tan guapos que siempre te sorprenden donde menos te lo esperas. En este caso en la falda de la peña Foxón. 
El ganado que pastaba plácidamente en este bucólico lugar no estaba muy acostumbrado a ver gente en bici, por lo que parecíamos a dos vaqueros sobre ruedas llevando al ganado que corría asustado.


Nos quedaba remontar las últimas cuestas del día donde no hubo más remedio que portear la bici a la espalda por un sendero que culebreaba buscando el paso natural hasta la Vega La Forcá.





Afortunadamente esta subida fue breve y rápidamente encumbrábamos ya ciclando sobre las verdes alfombras de La Vega la Forcá (1.548 m.) cuyas vistas sobre La Tesa, La Mesa y La Almagrera son inmejorables.



De ahí, por entretenidos senderos nos acercábamos en ligero descenso hasta la embocadura del collado El Viso (1.538 m.). Conocido paso que regala una de las mejores vistas del macizo de Ubiña. Sencillamente espectacular...



A pesar de la dura subida llegamos con buen horario al punto de inflexión de la ruta, por lo que nos tomamos un merecido descanso para comer algo y disfrutar de las postales que nos rodeaban. Entre tanto iba comentando a mi primo lo que teníamos por delante y que según mi última prospección bajo mirada "ciclo-montañera" en el otoño pasado, debería ser un guapo descenso.
Tardamos poco en confirmar esas expectativas porque ya durante la primera parte disfrutamos de lo lindo pudiendo elegir cada uno el camino que más le apeteciera entre la las pendientes de la pradera. 


Con semejante marco de fondo y una estupenda bajada por delante, el disfrute máximo estaba asegurado...Resultó ser uno de esos sitios privilegiados donde da igual que si los desciendes andando, esquiando o en bici, no defraudan nunca, todo lo contrario...


A base de ir perdiendo altura rápidamente, ya nos íbamos acercando a Tuiza Riba (1.215 m.), por los senderos de los praos y caleyeando poco después hasta atravesar el pueblo y salir a la carretera que en rápido descenso nos dejaba en Tuiza d'Abaxo ( 1.090 m.).


Para no perder el carácter montañero y cerrar el resto del anillo de la ruta por carretera, la alargamos yendo hasta el recóndito pueblo de El Quempu, por una preciosa pista a través del tupido bosque El Acebalín y con magníficas vistas.

Alcanzado El Quempu (1.105 m.), buscamos el antiguo camino que nos dejara en Riospasos. De nuevo, fue este camino una grata sorpresa con un largo descenso por bosque, algo técnico ya que está en desuso, pero todavía perfectamente ciclable.




Fue un acierto, ya que es una zona totalmente salvaje, quizás demasiado para las ruedas de mi bici que decidieron claudicar pinchando ambas a la vez. La delantera sin remedio y la trasera perdiendo muy poco aire por lo que pude ir tirando con ella después de volverla a hinchar. Tras la parada obligada para resolver las averías, continuamos hasta Riospasos (900 m.), donde ahora sí, por carretera en rápido y cómodo descenso cerramos esta ruta tan recomendable.



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