Después de uno de los mejores veranos que se recuerdan, donde apetecía más estar cerca del mar para disfrutar de los deportes acuáticos que sufrir los calores en el monte, el otoño arrancó también muy bueno pero con las temperaturas más llevaderas. Así que mejor para desengrasar que una buena ruta con la bici.
Improvisando de nuevo acordé con Damián un circuito por los territorios del concejo de Nava, y nos sorprendió tanto por lo guapo como por lo exigente. Es decir, el típico serrucho de la media montaña asturiana...
Improvisando de nuevo acordé con Damián un circuito por los territorios del concejo de Nava, y nos sorprendió tanto por lo guapo como por lo exigente. Es decir, el típico serrucho de la media montaña asturiana...
Partimos de Nava capital (254 m.) en dirección a Piloñeta que emergía entre las nubes como un pueblo fantasma. Pero pronto calentábamos músculos con la dura subida a Les Praeres, por pista de hormigón y rampas empinadas para todos los gustos...
Charlando y a un ritmo de "pascualín" (plato pequeño) pero constante compaginado con alguna paradina, logramos que fuera mucho menos dura la subida de lo esperado, llegando a las guapas praderías de Les Praeres (751 m.) todavía frescos.
Tomamos rumbo sur hacia la La Llama, por buena pista de tierra y cómodos toboganes, faldeando la serranía de Peña Mayor en medio de un paisaje muy bucólico y que sería la tónica del día.
A partir de este punto comienza ya un descenso pronunciado a gran velocidad por pista ya más pedregosa que pone a prueba nuestra pericia para el slalom de morrillos. Ya hacía tiempo que no catábamos una bajada de éstas....
Pero no nos podíamos cebar mucho con ella porque había que coger una desviación a la izquierda para cambiar de valle pasando por la guapa mayá de Viforcos (420 m.).Recargamos agua y seguimos bajando hacia el río que baja de la Sierra de Grandas Llamas entre un bosque muy guapo de robles. Cruzado el río volvemos a subir de nuevo por pista pedregosa y con unos buenos cuestorros que nos hacen echar pie a tierra en algunos momentos.
Por suerte la parte más dura de la subida no es muy larga y en el tramo final afloja, permitiéndonos disfrutar del paisaje que vamos dejando atrás.
Alcanzamos La Collá (664 m.) y nos sorprende con unas magníficas vistas de la Sierra de Ques y el Sueve al fondo. Podemos ver también el último paso que nos queda, aún lejos, antes de bajar definitivamente hacia Nava.
Pero primero hay que bajar bastante y rápidamente por pista de hormigón hasta el pueblo de Cuerrias (450 m.), pero en una curva la bici me da un bandazo que por poco me tira y no es otra cosa que un pinchazo. Sin embargo la avería nos da guerra ya que llevo una buena colección de pinchos y me hace pinchar de nuevo. Menos mal que llevaba dos cámaras...Después de examinar bien la cubierta nos ponemos en marcha de nuevo pasando de largo Cuerrias para coger la carretera a Ques pero abandonándola al poco (320 m.) para tomar la pista que nos sube a la guapa collá La Maza (556 m.).
El ascenso a esta collada fue lo más duro del día porque se juntaron las peores rampas con la orientación a la solana que nos hizo sudar de lo lindo. De hecho la mitad la subimos andando. pero bueno, el esfuerzo mereció la pena ya que otra vez nos sorprendía una panorámica fabulosa sobre el apacible valle de Ques, que junto con los abetos del monte me recordó un poco a los valles alpinos de Baviera.
Incluso con "piscina" que poco nos faltó para darnos un buen chapuzón.
El ascenso a esta collada fue lo más duro del día porque se juntaron las peores rampas con la orientación a la solana que nos hizo sudar de lo lindo. De hecho la mitad la subimos andando. pero bueno, el esfuerzo mereció la pena ya que otra vez nos sorprendía una panorámica fabulosa sobre el apacible valle de Ques, que junto con los abetos del monte me recordó un poco a los valles alpinos de Baviera.
Incluso con "piscina" que poco nos faltó para darnos un buen chapuzón.
Al otro lado nos esperaba el largo descenso hacia las cercanías del pueblo de Ceceda que ya podíamos ver abajo bien fondo. Por una pista de tierra , ya por fin en llaneo y descenso proseguimos no sin antes echar un último vistazo hacia atrás puesto que el paisaje que nos rodeaba bien merecía la pena.
El largo descenso fue bastante más técnico de lo que aparentaba y no pudimos relajarnos ni un momento hasta que llegamos a los primeros caseríos El Gurugú (300 m.) y La Vega (250 m.), donde pudimos admirar de nuevo los preciosos rincones del concejo de Nava a través de sus caleyes, camino de Fuensanta.
Terminado este último paseo cicloturista conectamos con la carretera nacional que tras un par de kms. nos dejaba de nuevo en Nava para cerrar este anillo tan guapo.
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