mi visión de la montaña

Subir montañas es la osadía convertida en humildad, bajarlas es la osadía convertida en gratitud

domingo, 24 de junio de 2012

vuelta al Fitu

Día veraniego, típico de Junio y nos juntamos un buen pelotón en el campo de golf de Berbes (211 m.), para realizar una ruta costera, aunque de costa poco hubo salvo las vistas. Con Los Picos presentes al sur arrancamos por una pista forestal que en suave ascenso vamos faldeando toda la vertiente sur de la sierra del Fitu.

         



Esta parte de la ruta se hizo muy entretenida ya que se suceden pequeñas zonas de toboganes muy llevaderos entre bosques mixtos de pinos, ocalitos, castaños y abedules. A nuestra izquierda podíamos ver el valle donde se ubican los recónditos pueblinos de Alea y Montealea. 

         


No nos encontramos con nadie a pesar de estar cerca de una zona tan turística como es el Fitu y el Sueve. De hecho tuvimos la suerte de cruzarnos con caballos Asturcones 

         

Continuamos con esa misma tónica unos 10 kms. aproximadamente hasta desembocar a media subida de la carretera del Fitu que sube desde Arriondas. Remontamos la carretera hasta el alto (575 m.) y seguimos por la senda que lleva al Sueve, con las espectaculares y conocidas panorámicas que ofrecen de esta parte de la costa oriental asturiana, destacando las playas de La Espasa y La Isla.



Al cambiar de vertiente agradecemos el frescor de la brisa marina que nos regala el Mar Cantábrico, puesto que a esa hora el sol se dejaba notar, así que por unanimidad nos tomamos un descanso. 
El pelotón al completo: Alberto, Patri, Adolfo, Guzmán y yo con aires veraniegos y ganas de darse un chapuzón en la playa.

         

El camino aunque bastante trialero, permite disfrutar de este entorno tan guapo, ya que con una sola mirada se pueden ver bien cercanos Los Picos y el Cantábrico. Después, continúa la senda con un tramo más rocoso que supuso para mi bicicleta romper un pedal. Con ese contratiempo intenté apañar una chapuza con el eje del pedal que por suerte seguía de una pieza y llegamos a la campera del Bustacu (652 m.), donde paramos a comer bajo la mole del famoso picu Pienzu.



Nos tocaba ahora la parte más técnica del día, que era el descenso por el bosque de La Biescona. Yo me fui apañando ya que no tenía que pedalear, pero pronto el camino se pone casi impracticable provocando algún reventón como le sucedió a Alberto. Por lo menos dentro del bosque la temperatura era agradable, cosa de agradecer porque se notaba que todavía no estábamos habituados  a los calores del verano. Después, el barro y la fuerte pendiente hizo que alguno rodara por los suelos sin mayores consecuencias.


         

Más abajo el sendero deja de ser ciclable y no queda más remedio que ir a pie tirando de la bici, pero a cambio se puede disfrutar de las entrañas de este precioso bosque de fayes tan salvaje a pesar de estar a un paso del mar.

         



Saliendo del bosque volvemos a montar en las bicis y por un sendero que luego pasa a ser pista todavía en descenso hasta conectar de nuevo con la carretera del Fitu a la altura de Casa Julia (200 m.) .Nos queda remontar otra vez por la carretera un par de km. bastante duros al sol y con un pedal esgonciáu en mi caso, hasta llegar a un desvío a mano izquierda (390 m.) desde el cual parte una pista que en largo y fuerte descenso nos deja en el pueblo de Prado-Caravia la Alta, (150 m.). A partir de aquí volvemos a Berbes (76 m.) por carretera nacional hasta el cruce que por una carreterina con penosas rampas para nuestras cansadas piernas nos dejan de nuevo en el campo de golf, cerrando así este interesante circuito.

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