
El domingo se presentaba igualmente guapo y le propuse a mi primo el
Picu Torres sabiendo que le tenía muchas ganas y todavía estaba en buenas condiciones de nieve. Ese magnífico descenso por la canalona sureste, sin duda entre los mejores de toda
La Cordillera, ya lo echaba de menos después de algún invierno sin repetirlo.
Así que partimos desde el pueblo de La Raya (1.520 m.) camino de la montaña alejándonos del barullo que se oía en las estaciones de ski del puerto de San Isidro.
El acercamiento se hace rápidamente y al pasar por el
mayáu Torres (1.745 m.) el calor aprieta. Se nos antoja una buena sudada por la canal arriba que con la pendiente y las tablas en la chepa se acentúa más. Menos mal que se hacía buena huella sin hundirse más de media bota.
Sin embargo, al subir directo se alcanza la arista cimera relativamente rápido, apurando hasta la cresta rocosa para dejar los bártulos. Lo que resta hasta la cumbre es un cresteo mixto de hielo y roca no difícil pero sí muy expuesto a la gran caída sobre la vertiginosa cara norte...
Una vez en la cumbre nos damos un tiempo de relax para comer algo disfrutando de las fantásticas panorámicas que regala este pico a 2.104 m. por su posición adelantada, avistando lo mejor de La Cordillera y sus cordales interiores, así como Los Picos y el mar. Después bajamos por donde subimos prestando la máxima atención a este tramo delicado donde de hecho se produjeron varios accidentes mortales.
Comienza el baile con buena nieve que nos deja saborear toda la bajada sin ningún problema. El disfrute es pleno con ambiente canalesco, comiendo metros sin parar...
Pero todo se acaba no antes sin echar un vistazo a los garabatos trenzados. El resto hasta
La Raya es una sucesión de entretenidas bajadas con buena nieve a pesar del calor del mediodía.
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