mi visión de la montaña

Subir montañas es la osadía convertida en humildad, bajarlas es la osadía convertida en gratitud

domingo, 16 de mayo de 2010

Torre Blanca (Urrieles)

Ruta clásica de esquí de montaña y quizás la más repetida de la zona y que teníamos la obligación de tachar entre las pendientes de hacer, ya que siempre pasamos de largo cuando vamos por esa parte de Los Picos. A pesar de estar en pleno mes de mayo, nos encontramos unas condiciones  invernales, puesto que llevaba nevando sin parar 10 días hasta justo la noche anterior. Así que con un día espectacular, comenzamos una vez más desde El Cable (1.834 m.), Alberto, Patri y yo, camino de Cabaña Verónica.
Los Picos parecían muy cargados, inmaculados, y era previsible que el sol a estas alturas del año iba a transformar todo rápidamente.


Un domingo tan guapo y después de tantos días de mal tiempo sin poder subir al monte, provoca que haya un montón de gente con prisa por disfrutar de la nieve. Nosotros vamos a nuestro ritmo y de paso, dejamos que los más ansiosos vayan haciendo huella. Un poco más arriba, ya podíamos ver bien el objetivo del día: la Torre Blanca, haciendo honor a su nombre y con una pinta inmejorable para esquiar por ella. Poco tiempo después estábamos junto al refugio de Cabaña Verónica (2.325 m.) en medio de un paraje de postal con todo recién nevado.



Una pequeña parada técnica y continuamos aprovechando la bajadina al fondo de los Hoyos Sengros (2.276 m.) .Al rato de pasar nosotros, bajaron también dos esquiadores rompiendo una “pequeña” placa que buen susto le díó al que le pilló. Suerte que es una zona sin peligro, pero que nos daba ya una idea de como estaba el percal.  Cómo no!, el Jefe se hacía notar.


Sin embargo, subiendo la palona de la Torre Blanca, la nieve se notaba asentada por esta vertiente. En plena subida oímos un gran estruendo sordo con el posterior ruido de corrimiento de nieve que parecía provenir de la zona del jou Grande. Después pudimos ver la que se había armado por aquellos lares....




Llegados a la horcadina donde se dejan normalmente las tablas. Yo subí los míos un poco más, hasta el siguiente hombro, ya que había nieve suficiente por una canaleta y así podía aprovechar algo más la bajada.
 

Una vez en la cumbre de la Torre Blanca (2.617 m.), las vistas eran magníficas hacia todas partes....



...y hasta aquí fue la parte tranquila del día porque después empezó a liarse buena. Una foto del “antes” donde se ven hasta 5 esquiadores bajo el Llambrión, y un sexto que ya empezaba a bajar. Y otra foto del “después” .Fue entonces, cuando estaba hablando con otro esquiador, y me avisa justo cuando se oye otra vez el mismo estruendo de antes. Vemos como todo bajo la pared del Llambrión se viene abajo pillando a 2, con la suerte de que pierde velocidad gracias al rellano que hay antes, disminuyendo así la inercia de la avalancha que milagrosamente se frena. No queremos imaginar si no hubiera sido así y marcha todo hasta el fondo del jou. Recontamos a vista la gente y parece que están todos, salvo algunas mochilas que se quedaron por el camino ...



Esperamos a ver como bajan el resto y visto lo visto, decidimos terminar la ruta del día bajando sólo la esta montaña, dejando para otra vez el circuito por los Tiros de Casares. Por otra parte, también pudimos ver el origen del primer y gran estruendo que oímos durante la subida. Una placa de considerable tamaño a media altura del jou Trasllambrión.


Como decía la palona de Torre Blanca fue la única que se mantuvo estable y en buenas condiciones, incluso después de bajar por ella ciento y la madre de esquiadores.





Paramos junto al refugio para comer, y contemplar el espectáculo de todo lo que estaba cayendo por los paredones entre los Jorcáos Rojos y Peña Olvidada. El paso por la Vueltona se antojaba delicado con la bolera que había montada. Paramos un poco antes en zona segura esperando que cesara el bombardeo y una vez llegada “la tregua” tiramos hasta la zona del estrechamiento por la parte más pegada a la derecha. Aquí el calor con la chaqueta y el casco no se aguantaba y paramos un minuto en aligerar ropa (mal hecho por nuestra parte). Cuando arrancamos de nuevo, vemos caer detrás, a la altura de la Canal Alucinante, una catarata de nieve arrastrando de todo. Seguidamente vuelve a caer más pero cerca de nuestra altura sobre los restos de un alud reciente, comenzando a deslizar lentamente sobre éste. Miramos un segundo su trayectoria y lo siguiente fue, “..este si que viene, vamos,vamos!!” , y a remar a toda leche con suerte de que rápidamente salimos de su posible zona de influencia. El punto cómico fue el demarraje espectacular q hizo Patricia, viendo la “pachorra” de Alberto y mía. Nos sacó en un par de segundos más de 20 m.




Por otra parte (tengo que decirlo) comentar actitudes “inexplicables” de la gente, como subir y bajar al trote el último tramo de Torre Blanca sin crampones, y otros con crampones y el piolet en la mochila de turismo, o a pesar de oirse y verse constantemente desprendimientos de nieve y piedras en todo el tramo entre Los Jorcáos Rojos y Peña Olvidada gente esquiando arrimándose a esos paredones. El guarda, con razón, se quejaba y suspiraba resignado. Ayer tuvo mucho trabajo de vigilancia....

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