mi visión de la montaña

Subir montañas es la osadía convertida en humildad, bajarlas es la osadía convertida en gratitud

sábado, 10 de abril de 2010

Los Traviesos y Horcada Sª María (Cornión)

Primer fin de semana con sol en lo que va de temporada “invernal” y como consecuencia, mi primo Alberto, Carlos y yo decidimos aprovecharlo al máximo por el Cornión. Después de valorar varias opciones creemos que para el primer día estaría bien encontrar el camino más o menos directo desde Vegarredonda (1.410 m.) hacia la Torre de Los Traviesos o Torre del Alba, pensando en una diagonal que nos permitiera volver esquiando con continuidad sin tener que remar, a ser posible.
Llegamos el viernes por la tarde al refugio prácticamente vacío con sólo 4 huéspedes. Que raro para el buen tiempo que se preveía....


Salimos al día siguiente con poca nieve al principio pero dura. Comenzamos un poco a boleo intentando seguir los campos de nieve en dirección sur-sureste que al final nos llevaron cerca de la falda de La Altiquera (demasiado alto).Sin embargo las vistas eran bien guapas con un mar de nubes que adornaba el horizonte.



Efectivamente hubo que perder altura y mi primo y Carlos no dejaron pasar la oportunidad de echar una bajadina con la Torre Sª María ya omnipresente durante el resto del día.


Corregido el rumbo proseguimos ascendiendo hacia Los Collaínos (1.900 m.), bordeando pequeños jous que nos obligaron a dar más recorrido del necesario. Todo fuera por tomar buena nota de la zona y asegurar una buena bajada. Para entonces el sol nos zurraba de lo lindo. Sin prisas avanzamos enfocando el “bicho”,que ya se dejaba ver.

   

Unos cuantos metros más arriba hacemos la parada rigor para tomar el vermú con la hermosa Torre Sª María a un lado y al otro los innumerables montes que nos separan del mar.

   

Tras reponer fuerzas continuamos hasta alcanzar el espectacular reino de cumbres compartido por el jou Santu y el jou de Los Asturianos.


Y por fin, alcanzamos el jou de la Torre de la Canal Parda (2.170 m.) para decidir hacia donde tirar, puesto que Carlos y mi primo no veían claro meterse por la norte de Los Traviesos. Después de unos minutos de indecisión el grupo se divide en dos, marchando ellos hacia la cresta que une estas dos Torres y yo por mi parte a probar Los Traviesos siguiendo la huella de una pareja que iba delante. La Torre de la Canal Parda era muy atrayente pero estaba bastante cargada de nieve y con muchas horas de sol. Aún así les salió a Carlos y Alberto una interesante bajada hacia su jou. Gracias a la huella hecha subí cómodamente a Los Traviesos (2.390 m.) comprobando lo mucho que merece visitar esta cumbre que tiene unas vistas de Los Picos y más allá como pocas en el Cornión. Estuve hablando en la cumbre con la pareja que había abierto huella y aprovechamos para retratarnos intercambiando las cámaras.





Era hora de bajar y tras un comienzo cómodo para esquiar, la suguiente parte más estrecha tenía muy poco espesor de nieve y en la cual dejé "guapos" los esquíes por la cantidad de veces que topé con piedras. Sin embargoal salir  después a la palona norte llegó la hora del goce con una nieve polvo perfecta hasta el fondo del jou.

   

Remontado dicho jou al pie de Los Traviesos, me reuní otra vez con Carlos y Alberto que acababan de finalizar también su descenso.


Continuamos ya juntos hasta el pie del Pico Los Asturianos para aprovechar al máximo la bajada, que resultó estupenda y larga. Una nieve primavera sobre capa dura nos permitió saborear a tope el descenso.

   

Así dejamos ya muy lejos Los Traviesos y llegamos hasta la vega El Bolu (1.750 m.), donde nos alcanzó otro esquiador que venía de las Torres de Los Cabrones. Aproveché para preguntarle la forma de conectar con el Caleyón del Francés y amablemente tiró delante para que le siguiéramos las huellas. Resultó ser este último tramo una grata sorpresa por lo entretenido de la bajada que por pasillos con toboganes y curvas peraltadas más bien parecía un parque de atracciones. Increíblemente la nieve continuaba enlazando pasillos entre tanta roca caliza, hasta acabar a la altura entre los dos refugios. Todo un regalo que nos evitó penosos pateos llambriando con las botonas de ski.


Lo que el viernes era tranquilidad en el refugio de Vegarredonda el sábado parecía que había fiesta de prau ya que iban llegando todos los montañeros que andaban por ahí esparcidos por la peña. Tuvimos la oportunidad de conocer unos cuantos que resultaron ser seguidores del foropicos, lo cual fue muy prestoso por nuestra parte. Helio con el que estuvimos charlando entretenidamente por la tarde esperaba a los famosos Dobras (Isa y Pordo), que habáin quedado con él para liarla buena el domingo. Fue también un placer conocerlos. Lo pasamos muy bien en la cena con un ambiente chigreru y mucha recopilación e intercambio de información montañera.
Amanecía otro día espectacular y esta vez con rumbo hacia la Llampa Cimera. Nieve dura a la sombra que nos obliga a usar las cuchillas y crampones en el caso de Carlos.

   

Pasando el llano Los Pozos (1.850 m.) ponemos también los crampones para ir más cómodos y directos hacia el collado Le Merines (2.041 m.) donde ya veíamos a Helio y Los Dobras que iban como tiros bordeando La Torrezuela.


Después de un descansín, proseguimos por el camino de verano hasta enfocar el objetivo propuesto: la Horcada Sª María (2.354 m.). Las vistas detrás de nosotros quitaban el habla por lo guapas que eran, mientras que las vistas hacia delante mirando la horcada, a mi primo más que quitarle el habla lo que le daba eran ganas de no avanzar ni un metro más. La verdad que en sombra metía bastante respeto, pero al acercarse y con sol la cosa iría cambiando. Esta vez fue Carlos quien lió a mi primo para continuar y si acaso decidir hasta donde llegar, pero al final ya se sabe....todos pa’rriba.




   

De premio, al llegar arriba hora del vermú al solín con Peña Santa de sombrero y Torrecerredo al fondo, junto con Los Traviesos en primer plano...Más no se puede pedir.

   

Dejamos que Lorenzo nos ponga la nieve a punto de nieve y a bajar, que la canal promete... 



Deslizarse con una nieve impecable y con este fondo alpino de postal sobre los verdes valles de Amieva y el mar Cantábrico de fondo no tiene precio.


Tras acabar esta primera parte antológica, era inevitable echar una mirada atrás de agradecimiento conyenplando nuestros garabatos efímeros testigos de tanto disfrute. Por otro lado, las pequeñas nubes que habían aparecido anunciaban que la niebla llegaría más deprisa de lo pensado. Alcanzamos de nuevo el collado de Les Merines  y la nieve mantenía su calidad. Así que nosotros a lo nuestro...



Pasando bajo el Porru Bolu ya nos faltaba poco para que nos engulleran las nubes. Nos queda la última manga de la Llampa Cimera, que siempre ofrece una entretenida esquiada a pesar de la pérdida de relieve por la niebla.

   




Y así llegamos a Vegarredonda donde tras descansar un buen rato y comerr algo, recogimos los bártulos y marchamos en el momento que llegaban Helio y Los Dobras, tras haberse metido una buena xatá, recorriendo medio macizo.



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