Con este comienzo de temporada invernal tan cargado de nieve hay que aprovechar al máximo, más aún si se destapa con un día semejante. Azul a rabiar...Como no madrugué la elección es clara: para Ubiña que está cerca y se pueden sacar más de 1.000 m. de desnivel. Aparco como puedo en Tuiza Riba (1.230 m.), que ya se presenta con una nevada pistonuda. Como siempre la gran Peña Ubiña reluciente, dominando el valle.
Según avanzo, me voy arrepintiendo por no haber madrugado más y así poder optar a realizar alguna ruta más larga y alta. Pero bueno, la ventaja de este macizo es que te puedes encaramar bien alto con relativa rapidez, aunque eso sí ganando el desnivel directamente a base de buenas pendientes sin descanso. Tal y como me había propuesto, al llegar a la altura del refugio del Meicín (1.549 m.), decidiría para dónde tirar...
En diciembre los días son muy cortos y las sombras avanzan volando, así que viendo que el valle de Covarrubia ya se había purgado de aludes, decido subirlo y de allí a la forquetina de La Pasada del Siete. Me cruzo subiendo con un par de esquiadores que ya bajan disfrutando de una nieve muy buena. Eso hace que apriete el paso porque no tardaría en encostrar cuando llegara la sombra. Tras los duros primeros 500 m. de desnivel llego al pie de Los Castillines. El paisaje sencillamente impresionante.
Pero todavía quedaba otra tirada más pindia aunque más corta para disfrutar mejor del panorama si cabe...
Este tramo se me hizo más llevadero, entretenido en esquivar los morrillos más gordos de los cientos de trozos de hielo desprendidos desde los paredones de El Siete.
|
Por fin arriba en La Pasada del Siete (2.248 m.) el ambiente alpino es fantástico. Por un lado la agreste cara norte de Peña Ubiña y por otro las agujas de los Portillines espectaculares.
Y no digamos asomándose hacia la zona salvaje de Los Fontanes y Crestón del Pasu Malu. Es uno de esos sitios que no dejan de asombrar aunque hayas estado varias veces. Sin embargo no podía demorarme mucho ya que las sombras volaban y había que espabilar para no tener que sufrir la odiosa nieve costra. Así que me lanzo por la primera gran bajada con buena nieve disfrutando de la bravura de este paraje.
Continuo por el valle de Covarubia, intentando buscar la mejor nieve puesto que por desgracia ya estaba helándose. Por suerte, después de un tramo un poco cabreado, llego a la zona soleada con buena nieve todavía hasta el Meicín. A partir de aquí la nieve sorprendentemente mostraba una gran calidad con una capina de nieve primavera superficial muy prestosa. No me lo pensé y elegí el camino antiguo para llegar de nuevo a Tuiza Riba en un periquete atajando por los praos y disfrutando como un guaje.
No hay comentarios:
Publicar un comentario