Con la intención de seguir saldando cuentas con algunas cumbres del Cornión, que muchas veces pasas de largo, pero a la vez lamentándote de no visitarlas, voy buscando además esos rincones solitarios y agrestes que son una atracción en si mismos. En mi caso, ocurría con la Torrezuela y su entorno, y así sobre la marcha y acordándome de una recomendación de Chema (foropicos) sobre la posibilidad de acceder al Torco por la vertiente oeste, decidí intentar un circuito apañando estas dos cumbres…

Desde la horcada del Alba y tiro para la Torrezuela (2.322 m.) en una subida-trepada de lo más entretenida y no difícil, yendo por la misma arista, aunque se puede esquivar por la vertiente hacia el jou Las Pozas. Utilicé ésta última para bajar más deprisa.
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La cumbre principal de este colmillo desgajado del resto de picos tiene unas vistas espectaculares en primera fila y donde parece que la montaña se va abalanzar sobre el diminuto pueblo de Amieva. Otra vez en la horcada del Alba intento descifrar con prismáticos un recorrido factible y sin perder mucha altura hacia el Torco. Esta vertiente del Torco presenta una vira diagonal muy característica que acaba en un muro tras el cual prosigue una canal hacia la horcada que separa al Torco de la 1ª María.

Una vez por el buen camino y resintiéndome del esfuerzo realizado alcanzo la base del muro clave a superar (marcado en rojo). Estaba claro que las sorpresas no acaban porque se presentaba más difícil de lo previsto y decidí intentarlo hasta que me vi engolao y la única solución “segura” era tirar pa’arriba como fuera. Los pasos andan entre III-, III con adherencia, pocas lajas fiables y posturas que recuerdan a cuando vas encordado… Al finalizar la trepada me topo con una reunión bien equipada. El resto de la subida apenas tiene trepadas hasta el Torco (2.452 m.), y a pesar del cansancio y de ser algo tarde no me corto en disfrutar esta cumbre ya conocida pero con un sabor diferente.
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Para acabar, después de destrepar por la vía normal de Torco hacia el jou Santu, la inconfundible tapia norte de Peña Santa y su no menos guapa escolta de picachos ( empezando por el mismo Torco seguido de las Tres Marías) que me despidieron en el largo regreso a Pandecarmen que da mucho de sí para fijarse en los pequeños detalles...
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