
Lo que iba a ser una breve salida matutina en bici con Alberto, pasó a ser en lo que tardamos en asomarnos a la ventana, en la clásica escapada exprés al Aramo. Aunque la cota de nieve estaba más alta de lo habitual, (a partir de los 1.000 m), la parte alta se presentaba demasiado tentadora como para dejarla escapar con un día tan guapo y soleado.