mi visión de la montaña

Subir montañas es la osadía convertida en humildad, bajarlas es la osadía convertida en gratitud

miércoles, 10 de diciembre de 2014

Llomba Coleo y La Carbazosa

Por fin llegó la nieve, aunque más tarde que el año pasado y con espesores demasiado justos. Pero bueno, lo importante es que arranque la temporada puesto que el "mono" de nieve era ya insoportable...Así que aprovechando el regreso de un viaje a León, me fue imposible pasar por alto un día tan guapo de sol y nieve, por lo que antes del alcanzar el alto del puertu Payares, me desvié hacia el Brañillín (1.448 m.), punto neurálgico de la estación de ski Valgrande Pajares. Preparé todos los bártulos y a foquear  hacia las pistas del Valle del Sol. Con las ganas con que subía, unos minutos después y ya estaba encumbrando el Cuitu Nigru (1.856 m.). Una parada para disfrutar del fabuloso paisaje que puede contemplarse desde Las UbiñasLa Cordillera y la zona centro de Asturias incluyendo Oviedo.



Llegado a este punto y sabiendo que era tarde, decidí seguir el lomo de La Cordillera buscando alguna pala guapa al sol, ya que la vertiente norte presentaba hielo y nieve dura-costra, así que fui avanzando ya fuera de los dominios de la estación con continuos sube y baja hasta encumbrar la !!omba Coleo (1.836 m.). No me lo pensé y me dispuse a realizar la primera bajada de la temporada. No fue muy larga pero tampoco tan corta como aparentaba y además con una nieve transformada muy aceptable.



Dudé en si continuar hasta el fondo del valle en frente de Las Tres Marías, pero viendo las horas que eran y esta época con los días tan cortos, decidí en cambio y posponiendo una vez más la hora de comer, subir a otra interesante cumbre cercana. La Carbazosa (1.862 m.).


En la misma tónica que el resto de cumbres este monte también regala unas vistas fabulosas....





Sin perder mucho tiempo me preparé para bajar por una apetitosa pala soleada antes de que las sombras lo cubrieran todo. La nieve se mantuvo en calidad y proporcionó otro descenso divertido, perfecto para recordar la sensación de libertad cuando se esquía por sitios salvajes.




Me detuve en el mismo sitio de antes y al fin pude parar para comer algo decente aunque en lo que se tarda comer medio bocadillo la temible niebla característica de este puerto hizo acto de presencia a pesar de lo despejado que estaba hacía sólo unos minutos. Así que para no perder referencias volví deprisa hacia el Cuitu Nigru, que má bien parecía una base antártica.


Sólo me restaba descender por la pistas de ski entre la niebla pero sin pérdida. Gracias a las máquinas que estuvieron trabajando en el acondicionamiento de las pistas en previsión de la apertura de la estación de ski, me beneficié de una nieve estupenda recién planchada para bajar hasta el Brañillín y dar por terminada esta media jornada que deparó mucho más de lo esperado.



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