mi visión de la montaña

Subir montañas es la osadía convertida en humildad, bajarlas es la osadía convertida en gratitud

martes, 19 de febrero de 2013

Tapinón

Llegamos a Tuiza Riba (1.230 m.) con ganas de aprovechar el día por las Ubiñas y más bien el día se aprovechó de nosotros porque se confabuló para ponernos todos los inconvenientes posibles. Pronsticaban un día nublado pero como siempre en estas montañas de nuestra tierrina al tiempo le gusta adelantarse para ir a peor. Aún así, guardábamos una vana esperanza de que aguantara ya que había algo de resol cuando comenzamos la ruta pudiendo calzar los esquíes al poco de salir del pueblo.


Con buen ritmo ascendimos hasta poco más arriba del collado El Viso (1.538 m.), desde el cual veíamos bien la gran pala este del Tapinón, así como las vertiginosas canales laberínticas de Las Cuestas.


Continuamos rodeando la Peña Foxón pasando por la braña que le da nombre y así tras un faldeo con tramos algo expuestos le damos vuelta a la peña para aparecer al pie de la pala del Tapinón.


Para entonces estaba claro que el día empeoraba por momentos, pero todavía no se había puesto la boina el Tapinón. No como el resto de montañas del macizo donde el palomo avanzaba implacablemente.


Comenzamos la larga subida final diagonalmente y después con grandes zig-zags ganando metros con paciencia. Sin embargo el tiempo, como siempre, corría más y antes de darnos cuenta ya estábamos envueltos en la niebla con un orbayu xeláu poco agradable que nos metía la humedad hasta los huesos. Al momento la visibilidad y el relieve eran nulos con una nieve llena de surcos y condiciones pésimas con tramos muy blandos y otros más arriba helados.


Fuimos llegando a la cumbre del Tapinón (2.118 m.) por goteo y poco se podía intuir salvo espectros en las tinieblas con un frío de narices, viento, agua-nieve helada y después sólo nieve.
Como no habíamos comido casi nada, el cuerpo pedía gasolina urgentemente y aunque no era el mejor momento y lugar para comer, lo primero es lo primero, que bastante trabajo tendríamos para bajar de allí con esas condiciones. ¡Vamos!, un sitio donde sólo pueden estar a gusto los llobos.


Como era previsible el descenso fue de todo menos bueno. Muy poco a poco bajamos esquiando con una "borrachera" continua al no tener referencia ninguna del relieve y del movimiento. Los surcos en la nieve y la mala calidad de ésta hicieron el resto.
Por si fuera poco el frío húmedo nos congeló las manos en un santiamén con las consguientes "cosquillas" al reactivarse la circulación.
La niebla había bajado de cota y sólo al acercarnos a la vega el Forcáu (1.721 m.) pudimos ver algo decente...


Pero todavía quedaba el plato fuerte del día ya que "embarqué" a Toño y Damián convenciéndolos para bajar por una de las canales de Las Colgás que habíamos visto antes con continuidad de nieve. El problema fue que la pendiente era mayor de la pensada con tramos estrechos de 45º o más y sobre todo con una nieve, que si bien ya estaba algo alisada por los aludes, se presentaba demasiado blanda por la humedad.



Solventado el paso, continuamos esquiando por los praos camino de Tuiza intentando mantenerse equilibrado y de una pieza debido a las pésimas condiciones de la nieve. Bien lo dejaban notar la cantidad de aludes que habían asolado las laderas orientadas al sur del Tapinón y Siegalavá. Aún así logramos apurar hasta las puertas del pueblo. Desde luego no fue el mejor día para ir al monte a esquiar pero con amigos para tomar algo después en un chigre y arreglar el país, bien merece la pena.

 

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