mi visión de la montaña

Subir montañas es la osadía convertida en humildad, bajarlas es la osadía convertida en gratitud

domingo, 28 de noviembre de 2010

Rapaína "powder"

Amanece el domingo con el Naranco nevado hasta abajo, y el cielo negro lo que significa inequívocamente, malo,malo.... Había quedado con mi primo Alberto para ver que se podía hacer en la zona del Esturbín, yendo con el 4x4 y así avanzar en lo posible por esta zona recóndita del concejo de Aller. Pasamos por Santibáñez de Murias con la carretera ya completamente blanca y con un clarín de buen tiempo que nos hizo guardar esperanzas.Sin embargo fue un espejismo porque venía negro del mar y rápidamente se cubrió mientras subíamos por la pista del valle del río Negro. Había ya una buena capa y en la rampa más gorda el coche dijo basta y quedamos atascados en una posición delicada. Para entonces ya nevaba con ganas y había que salir de allí...Gracias a las cadenas que pusimos salimos pronto del atolladero y dimos la vuelta. Como no paraba de nevar a todo trapo, decidimos volver resignados, hasta que al llegar a Moreda, a pesar de seguir nevando con fuerza, vemos un atisbo de claro y con ello tiramos para el puerto de San Isidro a la desesperada. Curiosamente subiendo el tiempo mejoraba y al pasar La Raya hacía sol!!!

Había mucha nieve nueva, y como llegamos tarde, elegimos La Rapaína que estaba con muy buenas condiciones y a resguardo de los nubarrones que frenaban en la misma Raya. Salimos como tiros desde la carretera, un poco más abajo del camino de Wamba (1.440 m.) y abriendo huella como jabalís por el valle Los Fornos.


Nos acercamos al río para cruzarlo con un poco de equilibrismo pero sin más problemas. A partir de aquí ya sólo queda remontar poco a poco la larga  pala de La Rapaína.



El día iba abriendo hacia el picu Torres, lo que era muy buena señal. Por fin parece que íbamos a tener premio a la tenacidad con un buen día  e imágenes de postal....




Seguimos subiendo y subiendo...ya que engaña esta montaña porque parece cercana pero hay que sudar para ganar su palona. Por fin arriba (2.019 m.), la panorámica excelente para todos los lados....


No nos entretuvimos mucho porque nos podían más las ganas de lanzarnos por esa pala. La nieve que tenía muy buena pinta, pero resultó que estaba aún mejor...y pudimos disfrutarla como pocas veces...


Después de esta fartura de merengue en polvo, estuvimos tentados de subir otra vez, pero era tarde  y acabaríamos de noche, así que continuamos descendiendo hasta el río. Cruzado éste, retornamos por el camino de vuelta dejando atrás nuestras huellas como testigos de una estupenda esquiada.



Todavía podríamos aprovechar la última bajadina hasta la carretera, conservando la nieve su calidad óptima, como muy pocas veces podemos disfrutarla por esta latitudes. Y así completamos una tarde redonda.


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