mi visión de la montaña

Subir montañas es la osadía convertida en humildad, bajarlas es la osadía convertida en gratitud

sábado, 3 de octubre de 2009

cueva de hielo de Peña Castil (Urrieles)

Hace tiempo que Damián y yo queríamos conocer la cueva de hielo más famosa de Picos y cuya ubicación exacta se mantiene en secreto para protegerla de excesivas visitas que alteren su entorno. No me parece mala la idea ya que el quiera visitarla acaba por encontrarla. Esta vez Damián se me había adelantado mientras estaba de vacaciones, y hablando con él me confirmaba que el acceso a la cueva era por donde sospechábamos.
Aún así no me dió todos los detalles para que disfrutara con mi búsqueda particular de la cueva. Así pues, este guapo y cálido domingo de octubre, arranco una vez más desde la curvona de Sotres, bajando hasta los invernales del Texu (880 m.) y camino de Pandébano (1.212 m.) pero por el camino antiguo, mucho más entretenido y fresco.

Por mucho que se repita este recorrido, con días así, es imposible cansarse de ver este paisaje , de una de las zonas más guapas de Picos....Subiendo cómodamente sigo hacia el colláu Valleyu porque esta vez quería llegar de forma diferente a la habitual a las proximidades de Peña Castil y su cueva.



Pasado el colláu Vayeyu (1.540 m.), continúo por le camino hacia la vega de Urriellu hasta el punto más bajo, donde ya me salgo a mano izquierda para subir bordeando un pedrero en dirección a un resalte rocoso por el que chorrea agua, llamado el Salto del Agua. Aparentemente no tiene salida pero acercándose se delata un pequeño seu o sendero que permite sortear el resalte y enfocar el valle de Cambureru.



La larga subida de este valle se hace más llevadera echando un vistazo hacia atrás...hasta que finalmente ya llego a la jorcada de Cambureru (2.051 m.). Buen mirador de la imponente muralla del macizo oriental o de Ándara.




Tengo suerte porque los rebecos me dan una pista del camino a seguir para llegar a la cueva. Después de algún ida y vuelta, y sube y baja entre un laberinto de rocas por fin la encuentro en un lugar bien oculto. Me sorprende su gran tamaño y la cantidad de nieve y hielo que hay en su interior. A pesar del calor de afuera, dentro es como una nevera y hay que abrigarse. Con cuidado se puede andar por su interior sin crampones ya que el suelo es bastante horizontal, pero es recomendable una linterna para poder observar con detalle las formaciones de hielo caprichosas. Desde luego que es un caso curioso y una reliquia geológica que hay que conservar y respetar, porque en su interior hay hielo muy antiguo de sabe Dios que época.



Terminada la visita, todavía me quedaba tiempo para merodear por los alrededores y fui encaramándome poco a poco por la vertiente este de Peña Castil hasta llegar a un punto donde ya era necesario una escalada más seria, muy cerca de la cumbre.



Fue una pena no poder seguir, pero mejor no tentar embarques...Además me quedaba un largo retorno hasta el coche. Descendí hasta la jorcada de Castil, donde mis compañeros de ruta, los rebecos volvían a indicarme la forma de conectar con la canal del Fresnedal.


Una vez en la canal, tras un largo descenso, se une con el valle de Las Moñetas y de ahí hasta las vegas de Sotres. 2.5 km más por la pista que viene de Áliva cierran este circuito tan gratificante.



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