mi visión de la montaña

Subir montañas es la osadía convertida en humildad, bajarlas es la osadía convertida en gratitud

sábado, 14 de abril de 2007

Pena Rueda (cara norte)

Después de emborracharnos con los paisajes nevados de Picos el viernes santo, al día siguiente de descanso fui a dar un garbeo para seguir disfrutando contemplando montañas nevadas pero en la zona centro desde un mirador privilegiado del macizo de Ubiña como es La Cobertoria (puerto de montaña situado en la sierra de Aramo entre los concejos de Lena y Quirós). Y me encontré con esta estampa de postal alpina. Las conclusiones para cualquier esquiador son evidentes...
La inhóspita cara norte de Pena Rueda la tenía en la lista de inexcusables hace mucho tiempo y la última vez que  fuí con esquíes a esta gran montaña tuve que bajar por donde subí (por Llindes) en medio de una ventisca. Me dejó sabor agridulce por lo que sufrí ese día abriendo huella con medio metro de nieve polvo y por no tener buen tiempo para bajar dando por perdida la intentona de la cara norte. Sin embargo el descenso por el Manín y el bosque fue alucinante.
En fin, volviendo al asunto y viendo las condiciones tan buenas que se presentaban esta vez (mucha nieve y asentada en estas fechas donde el sol no deja la pared en sombra), “sólo” necesitaba que aguantara así hasta el siguiente sábado y que durante la semana no marchase demasiada nieve. Pues tal debían ser mis ganas que todo se cumplió a rajatabla como si por fin la montaña me diera permiso para deslizarme por su precioso escote y tatuarle unas curvas por el canalillo...
Así que tras una semana llena de impaciencia e incertidumbre llega por fin el sábado con un día primaveral perguapu. Empezaba así mi ruta de ski-aventura partiendo a 950 m. en el desvío hacia los puertos de Güeria desde la pista que sube del pueblo quirosano de Ricau al puerto Ventana, carretando una vez más con los esquíes y botas una hora y pico. La subida a los puertos de Güeria por esta parte brindan lugares tan bellos como los mayáos del !!aserio (1.350 m.) que quitan la respiración entre los grandes murallones de Los Güertos del Diablu, Ranchón y el famoso canalón de Rolamuela que los parte en dos.

Rumbo a Pena Rueda previo paso a través del magnífico bosque de carrascos (acebos), donde la nieve delataba el denso tráfico de bichos me encuentro con huellas de todo tipo: jabalí, corzo, zorro, y por haber unas agradables sorpresas. Creo no equivocarme que son huellas de oso (una hembra o un ejemplar joven y aunque algo diluidas se adivina bien el caminar del osu después de cruzar el río que nace en Llingleo.



Y ya sintiéndome como un pionero del Canadá, al rato vi éstas huellas que pueden ser de lobo porque eran recientes de la noche, sin ninguna huella humana en todo el trayecto nevado y el tamaño similar al de un perro grande.

   

La larga subida se hace más llevadera con estos paisajes paradisiacos y cogiendo altura las vistas de este lugar privilegiado son sencillamente fabulosas.


Al acabar un característico pasillo o corredor entre el bosque me desvío del camino que lleva al collado Llingleo, para tomar rumbo a Pena Rueda por su cara oeste. La pendiente se acentúa con lo voy ganando altura y vistas de las cumbre más señeras del macizo, destacando Los Fontanes y el Fariñentu entre otro picos.

   






Hasta que por fin alcanzo la ansiada cumbre, con buenas sensaciones respecto a las 3 cosas que me preocupaban para que saliera todo bien: buen tiempo, buena nieve y llegar bastante fresco físicamente arriba porque se prevé un descenso serio donde hay que afinar la técnica por demás ya que desconozco lo que me voy a encontrar.
Pero antes hacer unas fotos de cumbre a 2.155 m.. con la flor-y-nata del macizo de Ubiña detrás...mientras aprovecho también a comer algo mientras disfruto del paisaje.

Preparado para el gran descenso, tras unos giros fáciles por la cumbre redondeada, me asomo al famoso escote para intentar adivinar lo que me espera después, pero sólo hay una manera de saberlo y es bajando.


La primera manga resulta muy disfrutona y con una nieve de cine perfecta para tatuajes...


Hasta llegar al canalillo del escote, donde la cosa se pone estrecha y pindia, típico de las zonas donde está prohibido caerse. Nieve compactada por los aludes, giros cortos y muy justos ya que en los estrechamientos entre las franjas rocosas de la peña apenas deja espacio para maniobrar.


Pasada la parte más técnica llego al final de la pala desde la cual la vista desde abajo la norte de Pena Rueda sorprende aún más si cabe por sus dimensiones y el laberinto que conforman las franjas rocosas características de esta montaña.

   

Contento por cumplir el sueño descender esta cara de Pena Rueda y creo que el primero en hacerlo, comienzo el largo retorno hacia las co!!adie!!as (1.583 m.) rodeando esta gran tapia.

   

Sólo queda el descenso por el bosque hasta el río con la incertidumbre de topame al osu a la vuelta d’un carrescu. Después ratonear las últimas manchas de nieve bajo el canalón de Rolamuela  y el resto a pie hasta la pista donde había dejado el coche.


Por último y para acabar una pequeña ficha técnica:
Dificultad: S4, máx. 45º
Desnivel : 1100 m. de subida y otros tantos de bajada de los que 600 corresponden a la tapia norte
Horario: 7 horas en total tardé yo, con paradas de descanso y fotos incluidas, siendo de porteo unas 2 horas.  
Época aconsejable: a final de temporada si hay nieve suficiente y más difícil encontrar buenas condiciones en invierno debido al hielo o a los aludes existentes.



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