mi visión de la montaña

Subir montañas es la osadía convertida en humildad, bajarlas es la osadía convertida en gratitud

sábado, 14 de abril de 2018

Albo Occidental


No hacía años ni nada que perseguía la idea de deslizarme esquiando la atrayente pala del Picu Albo Occidental que cae literalmente sobre el Lago del Valle...y mira por donde en esta temporada que no nos estaba dando tregua meteorológica se me concedió el deseo. Y es que tras "hacer un máster" sobre el estudio y fiabilidad de un montón de modelos numéricos meteorológicos combinándolo con lo que uno sabe a estas alturas de la vida sobre la compleja ciencia del nortiar, ví que si había una posibilidad de pillar una ventanina de buen tiempo iba a ser justo para esta zona de Somiedo.
Confiando que la posición adelantada de este pico respecto a los demás y teniendo el murallón de Pena Orniz como barrera para las nubes y el borrín, podrían darse las condiciones que buscaba. Así que acompañado esta vez de Patri llegamos al precioso pueblín de Valle del Lago ó El Va!!e (1.280 m) con un viento frío y un cielo con las nubes incordiando por las cumbres.


Tuvimos que portear una hora por la pista que lleva al lago para alcanzar la nieve. Durante el trayecto a ratos chispeaba agua al tiempo que mis elaborados pronósticos meteorológicos se iban al garete...Sin embargo, mientras nos poníamos gustosamente el equipo para empezar a foquear, un claro en el cielo nos devolvió la esperanza, permitiéndonos ver por completo la ansiada cara NW del Albo Occidental




Animados con el cambio del tiempo y entretenidos con el paisaje llegamos casi sin darnos cuenta al Lago del Valle (1.550 m), tan espectacular como siempre y relleno hasta la bandera de agua pero en estado sólido.


Aprovechamos para beber y comer algo  de cara a acometer la pindia vertiente de esta montaña que no da descanso hasta la cumbre, pero que a cambio regala unas vistas impagables...


La nieve costra nos facilitó la progresión por las distintas pendientes, sin tener falta de usar las cuchillas...Otra cosa era no poder dejar de pensar que lo que era bueno para subir, de seguir así, para bajar esquiando sería un auténtico infierno.


La ascensión es muy entretenida con bellas perspectivas de los distintos rincones del lago, como la braña Cobrana y la auténtica "isla mínima"


Tampoco faltó el toque de la fauna salvaje, pudiendo observar la destreza y velocidad de "los señores de la peña", a pesar de la gran cantidad de nieve existente.


Trasponiendo diferentes  cuestas y canaletas, salimos por fin a la enorme pala final contentos porque el tiempo aguantaba y nos dejaba disfrutar del fabuloso paisaje somedano.




Con paciencia vamos remontando la gran pala entretenidos de nuevo con las carreras de los rebecos y también el estruendo de los aludes que purgaban las canales de los Picos de la Mortera.




Llegamos finalmente a la forqueta ubicada a escasos metros de la cumbre que alcanzamos caminando con cuidado por una afilada arista cargadísima de nieve coronando así la cima del Picu Albo Occidental (2.075 m.) que había crecido por lo menos 3 metros debido a la acumulación de nieve.



Poco se puede decir que haga justicia sobre las panorámicas que divisábamos desde allí arriba justo cuando el tiempo me daba la razón y éramos los que más sol disfrutábamos a tenor de lo que se podía observar en el resto la Cordillera...


Un buen rato nos tomamos para deleitarnos de un paisaje tan guapo que no hacía más que recordarme que tengo que ir más aún por Somiedo que tanto engancha...

 Lago Cerveríz
Pena Orniz

En frente podíamos ver perfectamente nuestra última esquiada por Los Bígaros, bastante más cargados de nieve esta vez. Por otra parte, era imposible no mirar a las canales de la otra vertiente del Albo Occidental, tan tentadoras como peligrosas viendo como proliferaban los aludes por todas las vertientes con esta orientación E- SE.


De vuelta a la forqueta donde dejamos los esquís, decidimos comer en este nido de águilas viendo que el tiempo aguantaba a pesar de que corría un aire muy frío que nos obligó a abrigarnos en condiciones.


Llegaba el gran momento esperado y aunque tenía serias dudas sobre la calidad de la nieve, esta pala con nieve fresca de la noche anterior y una base dura nos sorprendió gratamente disfrutando de un descenso precioso de 500 m de desnivel directo.


Cumplía el capricho que hacía tanto perseguía y que no era otra cosa que esquiar con el Lago del Valle bajo mis pies . Y desde luego que no decepcionó porque  daba pena terminar esta gran pala.



Finalizada esta primera manga, cambiábamos hacia las canales de subida buscando laderas menos soleadas ya que la nieve según bajábamos ablandaba rápidamente.


Poco después, enfocábamos la última parte que nos dejaría a la orilla del lago. Nada más bajar Patri se veía que la nieve estaba ya muy degradada por el sol de mediados de abril que no perdona, de tal forma que a mi paso se fue deslizando una purga de nieve que acabó siendo una buena colada, obligando a Patri a alejarse por precaución.


Visto lo visto, cambié de posición y bajé por encima de los restos de un antiguo alud para evitar sustos ya que esta ladera no sostenía un esquiador más. 


Nos reagrupamos abajo sin más contratiempos dejando aquella ladera como un patatal. Continuamos y en un descenso por nieve muy lenta regresamos hasta donde se acababa la nieve.


El día había quedado espléndido y se hacía notar el calor, cruzándonos con bastante gente que se había animado a subir al lago, si bien estaba casi impracticable la última parte sin la ayuda de raquetas o esquís. Con un último vistazo hacia atrás, nos despedimos del Albo con un gran sabor de boca en una jornada que poco prometía pero que resultó muy provechosa.


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