mi visión de la montaña

Subir montañas es la osadía convertida en humildad, bajarlas es la osadía convertida en gratitud

miércoles, 28 de marzo de 2018

Canalón Oscuru


Seguimos con la tónica meteorológica de esta temporada apostando de nuevo por una ventanina que nos diera opción a poder hacer algo..,y así nos presentamos una vez más Damián y yo en Tuiza Riba (1.230 m) con un día tan sorprendentemente guapo como ilusorio, puesto que ante la ausencia general de nubes la Peña Ubiña , comenzaba a humear...
...y si sal fumu de Peña Ubiña , las canas que ya gasta uno le dicen que se nos prepara un día "Patagónico" tan típico de estas montañas. Y es que en lo que tardamos en poner las botas y cargar la mochila comenzaron a aparecer de la nada nubes lenticulares que presagian siempre un tiempo cabreado.


Pero a pesar de saber lo que sucedería, todavía sorprende la rapidez con que cambia el tiempo por nuestras montañas y es que en cuestión de escasos 10 minutos pasamos de ver Las Ubiñas en todo su esplendor bajo el sol a la negrura característica de las nubes con ganas de liarla. Así que resignados, continuamos nuestro camino constatando la gran cantidad de nieve existente respecto al otro día, permitiéndonos poner los esquís a la salida del pueblo.


Como la cara y cruz de una moneda teníamos todavía sol a nuestras espaldas y la irremediable negrura al frente que era a donde nos dirigíamos.


Pensábamos en un objetivo directo y rápido como es el Canalón Oscuro, viendo que los cambios anunciados del tiempo se adelantaban. De hecho antes de llegar al Meicín (1.549 m)  el ventarrón frío del SW se hacía notar. Enfilamos el camino que lleva a la Forqueta del Porti!!ín siempre pisando una nieve dura que nos obligó a poner cuchillas a pesar que había un par de dedos de nieve fresca de la rucía de la noche.



Detrás de nosotros podíamos ver perfectamente por dónde habíamos esquiado el último día con unas condiciones meteorológicas parecidas pero muy distintas en cuanto a la calidad de la nieve. 
La pendiente que se acentúa en esta parte y junto a una nieve cada vez más dura hace que optemos por poner crampones antes de arriesgarse a terminar rodando hasta el refugio.


Así que tocaba bregar con todo a cuestas prácticamente el Canalón completo que por suerte mejoraba la nieve para cramponear según ascendíamos.


A mitad de subida no me resisití a asomarme al angosto corredor que baja del mismo pico de Canalón Oscuru ya que con buenas condiciones tiene que ser un descenso bien guapo, pero se me muestra esquivo siempre que paso con intención de bajarlo ya que al igual que en esta ocasión está barrido por grandes pelotas rodantes de nieve y hielo que lo hacen casi impracticable para esquiarlo...Habrá que seguir esperando su momento.






Avanzamos a buen ritmo ganando metros, pero más rápido avanzaba el föhn que ya tenía engullido por completo a todo el macizo, arreciando el viento por momentos.


Sin perder tiempo completamos la última parte hasta alcanzar la forqueta a unos 2.100 m entre los picos Alto Los Camisos y La Palazana con su llamativa aguja.



La ventisca arreciaba y el frío también ya que se congelaron las correas de mochilas y crampones, así como las ataduras de las botas. Estaba claro que el permiso para estar allí arriba iba a ser breve...Sin embargo, con cierto espíritu masoquista disfruté el sentir "en las propias carnes"estas montañas en su esencia  de estado salvaje.


Una vez listos para el descenso, cosa que no fue fácil por culpa de la ventisca y con los dedos ya agarrotados, comenzamos a bajar despacio y con buena letra ya que sin relieve, la nieve dura y venteada, más una superficie irregular con pelotas y trincheras heladas incluidas, nos borró de un plumazo las esperanza de disfrutar esquiando como la última vez. Por si fuera poco el vendaval nos desequilibraba por lo que no había otra que esperar las treguas entre las fuertes ráfagas de viento.


Más abajo la nieve se mantenía todavía demasiado dura y con la superficie muy irregular, lo que hizo que nos aplicáramos a fondo en las partes de mayor inclinación. Creo que cansé más bajando que subiendo...


Pasando de largo el refugio, la nieve mejoraba porque había ablandado, algo que agradecieron nuestras doloridas piernas.


En esta ocasión la cantidad de nieve caída la última semana nos  permitió continuar esquiando más allá de la famosa portie¡¡a. Sólo un tramo de quita y pon y pudimos apurar deslizando hasta la misma entrada del pueblo, algo de agradecer acostumbrados al rutinario paseo caminando de vuelta. 








Y así escoltados por dos mastines que nos mostraban con cara de pocos amigos sus dominios terminamos una buena jornada que como digo siempre: "hay días que son para esquiar y otros días que son de escuela". Este día nos tocó escuela...

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