mi visión de la montaña

Subir montañas es la osadía convertida en humildad, bajarlas es la osadía convertida en gratitud

sábado, 15 de junio de 2013

El Cable - Tiro Navarro - Urriellu (Urrieles)

Este final de temporada que ya va camino de ser el más largo que recuerde, nos está deparando travesías de ski a finales de mayo y mediados de junio con tanta nieve como a finales de abril en un año normalito. Así que después de disfrutar las esquiadas de Peña Castil y La Palanca, no quería rematar la temporada sin pasar por Urriellu. Salimos de El Cable (1.834 m.) Alberto y yo con el horario tardío habitual impuesto por el teleférico de Fuente Dé. A estas alturas del año parecía que saliéramos a las 2 de la tarde.Sin embargo una ligera brisa nos salvó de achicharrarnos camino de La Canalona.



Por suerte, a pesar de la orientación soleada, la nieve en La Canalona se mantenía firme con lo que nos permitió subir con crampones y piolet sin problemas, ya que era lo que más me preocupaba recordando otras veces con más calor donde la subida fue un verdadero infierno.



Con alivio, tras una subida relativamente cómoda llegamos arriba de La Canalona (2.444 m.),y tras un vistazo previo descendimos unos 100 m. en dirección al valle de las Moñetas  hasta bordear los espolones del Tiro Navarro. En frente contrastaba el paisaje blanco de las alturas con los verdes prados de Sotres.



La nieve ya se encontraba muy blanda y con paciencia y pasos cortos remontamos la larga pala noreste del Tiro Navarro, mientras disfrutamos de la grandes vistas que se abren a nuestras espaldas.


Después de unas cuantas "vueltas María" y el sol ya zurrando de lo lindo, alcanzamos la cumbre de este gigante de 2.602 m. que nos regala una gran panorámica de las cumbres principales tanto de los Urrieles como del Cornión. Hacia el norte, como siempre la costa verde y el Mar Cantábrico a nuestros pies. Además el día acompaña con una excelente temperatura y sin viento, por lo que nos deja disfrutar de la cima mientras comemos que ya era hora. Mientras, vamos comentando lo que nos falta para llegar a la vega de Urriellu, que no es poco, aunque lo primero es una larga bajada hasta el joyacón de Villasobrada (2.167 m.).




Comenzamos la bajada con una nieve demasiado pasada por el sol que nos obligaba a purgar previamente formando coladas de  pequeños aludes y después tras un cambio de ladera, descendimos al jou del Infanzón con mejor nieve, para conectar el gran tubo que nos dejaría en el fondo del joyacón. 




Delante nos esperaba un no muy largo repecho pero muy duro por la pendiente y sobre todo por el calor reinante porque este lugar empozado y rodeado de nieve lo convierte en un auténtico micro-ondas.
Este tramo fue el más sufrido del día por el calor y la lentitud con la que teníamos que subir debido al estado de la nieve que nos obligaba a afianzar cada paso para que no se desmoronara todo...
Atrás dejábamos el gran descenso previamente realizado rodeados jous,  agujas y picachos agrestes en un paraje salvaje tan característico de Los Picos.
Por fin acabamos la peor parte y podemos ver la collada Bonita a tiro de piedra.




La collada Bonita (2.382 m,), es uno de esos lugares obligados...Todo el que haya pasado por ella sabe por qué...Nos encontramos con los banderines y las cuerdas de ayuda para la Travesera (carrera de chiflados que atraviesan todos Los Picos de un tirón).



Esquiar con el Picu Urriellu y el mar en frente no tiene precio, sobre todo si te encuentras con una nieve facilona que te deje disfrutar del momento y del lugar...



Con un breve porteo nos ponemos otra vez en zafarrancho de combate para bajar la pindia canal de la Celada, bajo los paredones del Picu.
Y así con otro pequeño porteo  bajo las impresionantes paredes del Picu llegamos al refugio de Urriellu (1.953 m.), el cual estaba a tope de gente debido a la carrera del día siguiente.

    

Una vez acomodados, repusimos fuerzas con una opípara cena que bien valía para cargar pilas para dos días. Así que mejor que hacer la digestión  de la fartura admirando los atardeceres mágicos que se repiten una y otra vez en este histórico lugar.


A la mañana siguiente antes de las 6:30 nos despierta el alboroto de la gente animando el paso del primer corredor de la Travesera. Increíble que llegara desde Covadonga en poco más de 6 horas, después de atravesar todo el Cornión y medio Urrieles. Sin contar lo que queda, que es el otro medio de los Urrieles, todo Ándara y bajara a Arenas de Cabrales, invirtiendo en total 11 horas!!. Este era el ambiente tan inusual en la vega de Urriellu antes de las 7:00 am:


Nos quedamos a ver pasar los primeros y después partimos en dirección contraria a los corredores dejando atrás la inconfundible pared oeste del Picu...



Al poco alcanzamos la garganta del jou Sin Tierre (2.048 m.). Desde allí  podíamos ver como iban llegando más corredores provenientes desde la Jorcada de Caín. 


Nosotros sin embargo, continuamos siempre dirección sur hacia la garganta Los Boches (2.148 m.) con la correspondiente pérdida de altura previa, vadeando el jou Sin Tierre. 
La nieve estaba bien dura aunque las cuchillas mordían bien.
Entre tanto nos entreteníamos admirando el agreste paisaje con la luz de la mañana y salpicado por el goteo de corredores en la lejanía.


Con la nieve tan dura no dudamos. Quitamos los esquíes y nos pusimos los crampones para subir directos y más cómodos hasta el alto collado de Santa Ana (2.509 m.). Aunque aparenta lejos, la subida pudimos hacerla bastante rápido, llegando en unas dos horas y media desde la vega de Urriellu. Arriba como  siempre, vistas y más vistas para disfrutar...



Un descanso para comer algo y nos preparamos para el descenso hacia La Canalona. Como ayer en la vertiente este, la nieve estaba ya muy blanda, pero al encarar La Canalona, la cosa cambió radicalmente sorprendiéndonos una nieve muy dura con hielo que nos obligó a emplearnos a fondo mientras metíamos más adrenalina a los que ya subían sudando a cramponazo limpio. Si hubiéramos esperado un rato para que el sol veraniego trabajara la nieve, el descenso habría sido bastante más llevadero, pero bueno hay que adaptarse a lo que te encuentres. De todos modos, después del primer estrechamiento y yendo hacia la zona soleada la cosa cambió para bien y sin más problemas pasamos el último estrechamiento para después en un abrir y cerrar de ojos sobrepasar la Vueltona y llegar hasta donde acababa la nieve.
Un paseo hasta El Cable y al mediodía estábamos junto al coche en Fuente Dé vestidos de invierno en un día de verano.

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